­La selección española de fútbol se convirtió en el equipo más grande de la historia al alcanzar la triple corona al completar el ciclo Eurocopa-Mundial-Eurocopa tras conquistar el campeonato continental celebrado en Polonia y Ucrania. Nunca antes ningún equipo había logrado tal hazaña. Ni el Brasil de Pelé ni la Argentina de Maradona ni la Francia de Zidane... La Roja se hizo eterna en Kiev, capital ucraniana, al destrozar futbolísticamente a la selección italiana, a la que venció por 4-0 en un partido memorable.

La supremacía española en el panorama balompédico internacional volvió a quedar patente en una gran cita, a la que los chicos de Vicente del Bosque acudían una vez más como los principales favoritos. Papel que asumió España sin titubear y fiel a su estilo preciosista y de posesión de balón fue demostrando quien es el que manda. Sus rivales, rendidos al fútbol de toque cultivado por Luis Aragonés en la Euro 2008 y mejorado por Del Bosque tras ésta, no pudieron más que aplaudir a una generación de futbolistas excelsa, que será difícil que se repita en muchos años.

Aunque el camino de la Roja hacia su segunda Eurocopa consecutiva no fue tan sencillo. Con la vitola de favorito, el combinado español debutó en la Eurocopa en la preciosa ciudad polaca de Gdansk, precisamente ante Italia, con la que había quedado encuadrada en la fase de grupos, además de Irlanda y Croacia. Como en el Mundial de Sudáfrica, la selección no cuajó el mejor de sus estrenos y empató 1-1 con la selección azzurra. La polémica de jugar con o sin delantero o con o sin falso nueve despistó a España e Italia lo aprovechó. Pudo ser peor porque los hombres de Prandelli consiguieron poner contra las cuerdas a los españoles. Sobre todo antes del gol de Di Natale, ya que la alegría poco les duró. Cesc Fábregas conseguía el empate tan sólo cuatro minutos después.

Del Bosque cedió y colocó a Fernando Torres en la goleada (4-0) frente a Irlanda, y éste respondió a la confianza del salmantino con dos goles. David Silva y Cesc Fábregas completaron el amplio resultado. Pero después de la calma llegó la tempestad en el último partido de la fase de grupos frente a Croacia, en el que España aún no estaba clasificada para cuartos. Jesús Navas, con un gol en el 87´ e Íker Casillas, con varias paradas estratosféricas, evitaron un mal mayor.

Ya en cuartos de final, ronda a la que no hace muchos años España entera consideraba maldita, la Roja despachó a Francia demostrando su superioridad (2-0) con un doblete de Xabi Alonso. Contra los galos, España empezó a reencontrarse con su mejor fútbol después de una primera fase algo dubitativa. En semifinales esperaba la Portugal de Cristiano Ronaldo y el encuentro no defraudó. Igualadísimos durante los 120 minutos llegaron a la cruel tanda de penaltis. Xabi Alonso falló el primero, pero después hicieron lo propio los portugueses Moutinho y Bruno Alves, mientras que Sergio Ramos, demostrando una sangre fría asombrosa, logró el gol que metía a España en la final con un lanzamiento a lo «Panenka».

En la gran final de Kiev fue donde España volvió a demostrar su magnitud futbolística. Italia llegaba con aires renovados, con España como modelo y después de eliminar a la todopoderosa Alemania en semifinales. Pero pronto tuvieron que rendirse a la evidencia los de Prandelli. Silva y Jordi Alba abrieron el festival en la primera parte, mientras que Torres y Mata cerraron una final memorable con sendos goles. 4-0 y la gloria para un seleccionador, Vicente del Bosque, y 23 hombres: Íker Casillas, Pepe Reina, Víctor Valdés, Arbeloa, Sergio Ramos, Albiol, Jordi Alba, Juanfran Torres, Piqué, Javi Martínez; Busquets, Xavi, Cazorla, Xabi Alonso, Iniesta, Cesc; Llorente, Fernando Torres, Negredo, Pedro, Mata, Silva y Jesús Navas.