Tímido, parco en palabras, de mirada introvertida. Así es Álex Pastor en las distancias cortas, pero cuando habla de y, sobre todo, practica kitesurf, se transforma de manera radical. Encima de la tabla y con la cometa en las manos su timidez se transforma en desparpajo. Vive su profesión con pasión y ahora, desde el lejano Oriente, ese deporte por el que este malagueño ha dado tanto, le devuelve todo en forma de campeonato del mundo. Llevaba varios años acechando el título en la modalidad de freestyle, y ayer lo consiguió en la antepenúltima prueba del circuito PKRA celebrada en China.

Y digo que el «Kite» le debía algo a Álex porque en los últimos años él se ha encargado de innovar tanto en material como a la hora de inventar trucos para hacer del kitesurf un deporte más espectacular. No es moco de pavo lo que ha conseguido. Es el primer «kiteboarder» español que toca el olimpo de este deporte -en féminas Gisela Pulido lleva 9 títulos mundiales- y los que le conocen saben el enorme sacrificio que ha tenido que hacer durante su vida para llegar tan alto. El foco mediático del kitesurf no es tan amplio como el del fútbol, básket o tenis, disciplinas donde España es top mundial. Pero Álex Pastor ya es leyenda del deporte español y precursor de un deporte semidesconocido, como en su día lo fue Santana con el tenis o Ballesteros con el golf.