Mientras el Unicaja aún saboreaba el sobresaliente partido ante el Real Madrid en el Carpena, un malagueño, Germán Gabriel, se proclamaba campeón de la Liga... de Venezuela. ¿Pero si ha jugado en el Bilbao esta temporada?, se preguntarán ustedes. Pues sí, pero el ala-pívot formado en Los Guindos aprovechó que el cuadro vasco se quedó fuera de los play off para hacer las maletas y disputar el final de la Liga del país que le vio nacer con el Marinos se Anzoátegui. El jugador nacido en Caracas el 18 de noviembre de 1980 aprovechó su doble nacionalidad para marcharse a Venezuela, donde llegó con la gran final ya comenzada, tras dos encuentros. Su club, el Marinos de Anzoátegui, se ha medido a los Trotamundos de Carabobo, al mejor de siete encuentros. Y Germán se convirtió, pese a disputar su primer partido tras llevar sólo dos días en el país y un entrenamiento con el equipo, en un jugador fundamental. La serie marchaba 1-1 después de disputarse dos encuentros en su pista. Su nuevo equipo, adiestrado por el español Ivan Déniz, venció en casa del Trotamundos por 91-95, con 17 puntos y 6 rebotes para Germán en su primer encuentro. «En siete días he jugado cinco partidos y encima hemos ganado la Liga... es algo magnífico. Desde que llegué he sentido el apoyo de cómo se vive aquí el baloncesto. Los dos últimos partidos fueron aquí en casa y ver a toda la afición apoyándon0s... lo he sentido como si llevara aquí mucho más tiempo», explicó ayer el jugador a La Opinión desde Venezuela.

El Marinos perdió los dos siguientes partidos y se puso con la serie 2-3 en su contra y dos partidos en casa, donde el equipo de Germán remontó la serie. El lunes ganó por 102-87, con 21 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias del malagueño; y el martes levantó el décimo título en la historia de la Liga de Venezuela para el «Acorazado Oriental» al imponerse 95-81, con 18 puntos y 3 rebotes. En sus cinco encuentros, Germán Gabriel ha promediado 17,2 puntos y 5,4 rebotes, convirtiéndose en uno de los principales responsables del éxito del «Acorazado», que ha conquistado el corazón del costasoleño. «Quiero darle las gracias a todos los que lo han hecho posible, tanto aquí en Venezuela como allí en España, que haya podido disfrutar de esta aventura. Llevaba intentándolo hace ya varios años y ésta es la primera vez que lo he podido hacer. Ahora queda volver a casa y disfrutar de la familia. Esta puerta queda abierta y a ver si se puede seguir disfrutando».

El malagueño estuvo con la selección nacional en el Eurobásket de Eslovenia el pasado verano y se colgó la medalla de bronce. A los pocos días de regresar nació su hija Elena. Fichó por Bilbao Basket, donde ha vivido una temporada convulsa por los problemas económicos del club, y ha podido disfrutar en este broche de oro de curso en la tierra que le vio nacer. «El baloncesto aquí se vive de una forma tremenda. El juego es muy duro y físico, se permite mucho más contacto y hay más libertad de movimientos en el poste bajo, y hace que se castiguen los errores, se pueda correr y haya diferencias abultadas».