El Parque Cementerio de Málaga (Parcemasa) se quedó pequeño para despedir a José Luis Pérez Canca, exjugador de balonmano, internacional con la selección española, que el jueves murió a los 44 años de edad, víctima de un cáncer de páncreas con el que ha luchado los últimos años.

Durante toda la jornada, la sala 14 de Parcemasa y los alrededores han estado repletos de amigos y de excompañeros que querían darle su último adiós. Por la tarde, la capilla central se llenó para asistir a la misa por su alma, oficiada por el padre Eugenio (párroco de Carranque) y por el padre José Fenoy (Cruz de Humilladero).

En los grupos de amigos que charlaban a los pies del templo se le recordaba en toda su plenitud, con su carisma, su simpatía y optimismo. Pepelu ha sido y seguirá siendo muy querido. Su familia presidió el acto, con su mujer Beatriz a la cabeza, que ahora se queda junto a su hija Elena, que el día 12 precisamente cumple cinco años. Todos sus seres queridos pudieron sentir el calor de los cientos de asistentes al sepelio, de los que muchos se desplazaron a Málaga desde otros puntos de España.

El exjugador internacional Demetrio Lozano viajó para dar su último adiós a Pepelu, al igual que el presidente de la Asociación de Jugadores, Claudio Gómez. Sus compañeros de Maristas, con su exentrenador, Juanjo Fernández, y el capitán Quino Soler, ahora técnico del Meridiano Antequera, representaron la esencia de su colegio, donde se crió como persona y como jugador, y que también estuvo representado por exdirectivos de la época, como Antonio Jesús Rodríguez «Pancho», Paco Lucena o Salvador Merat, y por los hijos del fallecido Feliciano García Recio, el presidente de aquel Puleva, como «Boli», que jugó con él en categorías inferiores, y «Hormigo».

Poco a poco fueron llegando amigos que venían de fuera, como el exportero Jordi Núñez o el entrenador del Granollers, Carlos Viver. Además de los representantes de los organismo del balonmano. De la Real Federación Española estuvo Antonio Rosales, al igual que Sergio Barrios, miembro de la comisión delegada de la Federación. Y el delegado de la Andaluza en Málaga, Raúl Romero.

A las 18.00 horas se celebró la misa, y el cuerpo de Pérez Canca fue incinerado posteriormente, a las 19.30 horas. Sus restos serán trasladados al cementerio de Fuengirola, donde Pepelu descansará a partir de ahora.

Los que no han pudieron estar presentes enviaron sus condolencias a través de telegramas, como el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, o el consejero de Turismo y Deporte, Francisco Javier Fernández. El gerente de Málaga Deporte y Eventos, Pepe del Río, estuvo en nombre del Ayuntamiento. También otros clubes tuvieron representación. El presidente de Unicaja Baloncesto, Eduardo García, exdirectivo de Maristas, representó al club de básket de Málaga; y el responsable de márketing del Málaga CF, José María Arrabal, hizo lo propio con el equipo de fútbol. El director de Deporte de la Universidad de Málaga, Pedro Montiel, también estuvo en Parcemasa, al igual que el club representativo de balonmano femenino, el Clínicas Rincón Costa del Sol, con Diego Carrasco.

Y en la distancia, desde la lejanía de Doha, donde su equipo, el Veszprem húngaro, está jugando un torneo amistoso, se sentía la presencia de otro de los «hermanos» de Pepelu, Antonio Carlos Ortega. Compañero en Maristas y en la selección, amigo del alma, Antonio Carlos fue su último entrenador en el Antequera. Descanse en paz.