El litoral malagueño cuenta con un tesoro, la barca de jábega, aunque no todos los ciudadanos han descubierto su riqueza. El origen de estas embarcaciones se remonta a la época en la que los fenicios se instalaron en la península. Su uso se destinó a la pesca de bajura y las generaciones venideras lucharon por su conservación.

En el momento que las leyes restringieron la pesca de bajura y la mecanización absorbió la labor de recogida de peces, moluscos o crustáceos; quedaron en desuso.

La Comisión de Barcas de Jábega, que posteriormente dio paso a la Asociación del Remo Tradicional (ART), se esforzó por garantizar la supervivencia de una de las señas de identidad de las playas costasoleñas.

Gente de mar y pescadores entraron en un túnel oscuro, en su lucha por conservar la barca de jabega como un símbolo de Málaga, del que no hallaban ninguna salida.

Ahí jugó un papel primordial la ART, sus clubes asociados y los remeros integrantes en ellos. La gestión realizada, con el apoyo del Ayuntamiento y la Diputación Provincial, iluminó el camino hacia la creación de la Liga de Barcas en Málaga.

El objetivo de estas regatas se centró en despertar el interés de los malagueños por el remo tradicional, a la vez que podían apreciar el valor cultural de las barcas de jábega.

La Asociación del Remo Tradicional ha puesto los cimientos para la construcción de una competición amateur, que se celebra desde finales de mayo hasta septiembre, y en ella participan ochos clubes: Asociación de Remo Faro de Calaburra - Mijas Costa, Asociación de Remo Torremolinos-Carihuela, Club de Remo San Andrés de Huelin, Asociación de Remo y Pala de Pedregalejo, Club Deportivo La Espailla del Palo, Club de Remo La Cala del Moral, Club de Bogadores del Rincón de la Victoria y Asociación de Pesca y Remo de Torre del Mar (Vélez Málaga).

El formato de la competición se centra en dos categorías. Las tradicionales, barcas con desigualdades de peso, y las ligeras, en las que se alivia el peso para hacer más rápidas las embarcaciones.

Las regatas se dividen en varias mangas clasificatorias donde hay que completar una ciaboga o giro al recorrido. Acceden a la final solo las embarcaciones con mejores tiempos y en ésta, tienen que dar tres vueltas al recorrido.

Una vez instaurada y consolidada la Liga de Barcas, la ART quiere dar un paso más y no dejar de evolucionar. Para ello, ha elaborado ahora un proyecto, destinado a las instituciones públicas, para la construcción de una estructura deportiva en la ciudad.

Consiste en la creación de una Escuela de Remo y una Carpintería de Ribera en la desembocadura del río Guadalmedina. La primera, propiciaría la formación de jóvenes remeros y sería el puente de acceso a los clubes. Y la segunda, se encargaría de la construcción y mantenimiento de las embarcaciones.

Con la consecución de ayudas económicas para llevar a cabo el proyecto de la ART, la práctica de remo tradicional hallaría un lugar en el funcionamiento presente de la ciudad.

En el año 2015, el número de remeros adscritos a la Liga asciende a 311, lo que supone un incremento del 39% con respecto al pasado 2014. La misión de la ART pasa por no estancarse en la competición actual y descubrir la riqueza oculta de las de barcas de jábega, una tradición marinera convertida en deporte y en espectáculo.

@EduuVilla7