Ana Carvajal (8/1/1998) sueña con acudir algún día a unos Juegos Olímpicos. La triatleta malagueña ha firmado un 2015 espectacular, el mejor de su todavía corta carrera deportiva, a sus 17 años de edad, y mira al futuro con optimismo. Es consciente de la dificultad que entraña conseguirlo, pero no se pone metas. «Es muy difícil, para 2020, casi imposible, Ojalá que en 2024 sí, sueño con ello», apunta.

La deportista de Campanillas reside desde el año pasado en Madrid, como única malagueña becada por la Blume, y aunque reconoce que al principio fue complicado, ahora se encuentra encantada con su nueva vida en la capital. «Al principio sí fue difícil. No me fue muy bien el 2014 y no me costó mucho irme. Se lleva bien, me gusta, tengo libertad y así soy más independiente», dice Ana, que lo lleva bastante mejor que su padre Antonio. «Se le echa mucho de menos, este es el segundo año, pero cuando se fue tenía solo 16 años. Cuando compite intentamos ir con ella, a veces es muy difícil», asegura el papá.

La triatleta costasoleña tiene una vida más que ajetreada en Madrid y salvo los jueves y domingos por la tarde se pasa los días entre clases y entrenamientos, desde que se levanta hasta que se acuesta. «Me levanto a las 7:30 y voy para clase. Después toca entrenar: bici o correr, según el día. Y a comer rápido para ir de nuevo a clase y al salir tengo 20 minutos para cambiarme e ir a nadar. Allí me tiro tres horas entre la piscina y el gimnasio. A las 21:00 más o menos termino y ceno rápido para estudiar a las 10 de la noche. Entreno todos los días menos los jueves y domingos por la tarde. A veces pienso en lo duro que es, pero allí nos ayudan mucho».

Tras completar un gran 2015, Carvajal ya piensa sus próximos objetivos: clasificarse para el Europeo de mayo en Lisboa y, por qué no, para el Mundial . «Creo que es la mejor temporada que he hecho. Tanto entrenando como compitiendo y los resultados han salido. Para 2016 lo tengo todo planteado. Mi mayor objetivo ahora es intentar clasificarme para el Europeo júnior, que es el año que viene. También hay Mundial, pero esta muy difícil clasificarse, aunque se intentará. Hay que conseguirlo en el Europeo», apunta.

Además de haber competido ya con la selección nacional, la malagueña también se debe a su club, el Triatlón Ferrol, por el que fichó hace ya un año tras no encontrar ningún ofrecimiento en la Costa del Sol. «Las chicas que conocía estaban allí, por eso lo elegí, y nadie de Málaga me ofreció nada. Ellos me dijeron que me pagaban el viaje y me daban ropa y dije que sí sin dudarlo», explica.

Además, Ana no se olvida de su barrio, Campanillas, al que acude siempre que sus estudios y vida deportiva en Madrid se lo permiten. Allí sigue siendo muy querida y conocida por sus últimos logros. «Tengo mis amigas del instituto, las del club de natación... pero sobre todo cuando estoy aquí me quedo con mi hermana María. Hago mucha vida con ella», dice.

A Ana Carvajal le queda mucho camino por recorrer, pero habrá que seguir sus siguientes pasos en el mundo del triatlón, porque tiene madera y carácter para colocar a Málaga en lo más alto.