­Julio García González, con tan solo 9 años, se subió hace unos días a lo más alto del podio del Campeonato de Andalucía de Minimotos 6.2. Consiguió un segundo y un primer puesto en las dos mangas -con 12 vueltas cada una- de la última prueba celebrada en el circuito El Pinillo de Alcalá del Río (Sevilla). Echó el telón a una magnífica temporada en la que se convirtió en el protagonista de la categoría con un total de 262 puntos en las distintas carreras disputadas desde marzo a noviembre.

La pasión por el deporte de las dos ruedas le ha llevado a adquirir una madurez impropia de un niño de su edad. Se atisba, carrera a carrera, la espectacular progresión que tiene por delante y la brillante técnica de pilotaje que atesora, un diamante en bruto que hay que ir puliendo con paciencia y buenas enseñanzas.

Las prisas por quemar etapas no es el mejor camino a seguir cuando se dan los primeros pasos en el mundo del motociclismo. La evolución de un piloto debe cimentarse en la paciencia y el sacrificio por entrenar duro cada día y ser más completo a los mandos de una moto. Después, la competición coloca a cada uno en el lugar que le corresponde por el nivel desplegado.

El joven malagueño cuenta con mucha sangre fría para medir en qué momento de una prueba debe acelerar o tener calma para hacerse con el triunfo, algo innato en los campeones y muy complicado de ver en un niño de 9 años, donde prima el ímpetu por alcanzar la máxima velocidad para cruzar la línea de meta en primera posición. En la recta final de esta temporada, Julio García ha sabido sumar los puntos que necesitaba para alzarse con el título y establecer una distancia amplía con el segundo clasificado, José Manuel Osuna Sáez (223 puntos).

Con apenas 7 años, dio sus primeros pasos en el Málaga Racing Team y ahí, ya se le vio mimbres de lo que dos años después ha conseguido. Su pasión es subirse en una moto a dar el máximo de sus posibilidades, pero sin dejar de lado sus estudios y, actualmente, cursa 4º de Educación Primaria en el Colegio Los Rosales (Málaga).

«Julio es un chico muy responsable y saca buenas notas en el colegio. A su edad, lo más importante son sus estudios y él sabe que si no van bien, no hay motos», destaca Emilio, tío y mecánico del piloto.

Se entrena dos días a la semana, concretamente los martes y viernes desde las 5.30 horas hasta que se pone el sol y el cielo se tiñe de oscuridad, en el circuito «Templo del Motor» de la capital costasoleña.

Javier Fernández fue el primer profesor que examinó la conducción de Julio García y lo llevó, kilómetro a kilómetro, a los puestos de privilegio de la parrilla. Ahora, ha subido un escalón en su preparación entrando en la escuela de José Pino. Y tras sus éxitos en la categoría de Minimotos 6.2., el año que viene dará el salto a una categoría superior,110 c.c., donde buscará seguir en una línea ascendente de rendimiento y resultados. Sus próximos objetivos serán logran buenos puestos en los campeonatos regionales y en el de España.

Y viendo el rendimiento de este joven piloto hay que hacerse una pregunta: ¿con qué apoyos y medios cuenta para cumplir su sueño? Su familia es su principal aval y la figura de su abuelo, Andrés González es esencial. Le heredó la pasión por el motociclismo y asume la mayoría de los gastos que genera su nieto. Al participar en una competición provincial y regional, Julio García tiene que costearse los desplazamientos y estancia en los distintos lugares donde se celebran las carreras. Hay dos pruebas en Córdoba, Sevilla, Málaga y una en Cartaya (Huelva).

Como cualquier prueba de motociclismo, debe acudir unos días antes al circuito para adaptarse a él durante los entrenamientos libres. Posteriormente, participa en una clasificación para definir su puesto de salida en la carrera del día siguiente, todo esto tiene lugar los fines de semana. Dentro de su familia, también juegan un papel primordial su padre, Julio García y su tío, Emilio, encargados de toda la labor mecánica y de mantenimiento de la moto.

Julio García tiene que seguir madurando su pilotaje y recompensará, sin ningún tipo de dudas, todo el apoyo recibido por sus seres queridos con infinidad de éxitos. Y conseguirá que la población malagueña se haga eco de este deporte.

Su hermano sigue sus pasos

Alejandro García, de 5 años, mantiene la tradición familiar por las motos y tiene en su hermano Julio el mejor espejo donde mirarse.

Sus primeros pasos como piloto, a pesar su edad precoz, los ha dado en la categoría de iniciación donde ha logrado varias medallas y ha demostrado que no se le da nada más el deporte de las dos ruedas. La calidad no entiende de edad y las jóvenes promesas, con la ilusión por bandera, intentan ganarse un sitio en el mundo del motor.

También, hay que destacar que en la etapa de iniciación la única niña que compite, Alejandra Fernández -hija del primer profesor de Julio García- se ha proclamado campeona de Andalucía.

@EduuVilla7