"Vengo de sustituir a Weah en París y ya sé lo que es ocupar el hueco de un goleador fuera de serie". De esta manera se presentó el panameño Julio César Dely Valdés en España. Llegaba a Oviedo para sustituir a una leyenda como era Oli, recién fichado por el Betis. Había dudas de si ese hombre corpulento y con cara bonachona podía hacer olvidar al delantero asturiano. Ya le pasó en París, sustituyendo a una leyenda como George Weah, y más tarde le sucedería en Málaga con Catanha. Una constante en su vida que supo solventar con nota.

Valdés había sido un joven deportista todoterreno. Compaginaba el fútbol, el atletismo, el baloncesto y el béisbol, este último el deporte que más le gustaba. Soñaba con llegar a ser un jugador profesional en la liga de béisbol norteamericana cuando jugaba con sus hermanos Jorge, su gemelo, y Armando. Al final, todos ellos acabaron jugando al fútbol a nivel profesional, pero solo Dely se hizo un nombre. Se marchó pronto a Paraguay, en 1988, para jugar en el Deportivo de ese mismo país. Dos años más tarde, en Uruguay, jugó en Nacional, donde sigue siendo un ídolo. Estuvo cuatro años y regresó después de cerrar su etapa europea.

Dely desembarcó en Europa en el Calcio, fichado por el Cagliari, donde estuvo dos años. Era su primera etapa al más alto nivel competitivo y tenía que demostrar que tenía el nivel suficiente para jugar. Su nacionalidad panameña, donde el fútbol no tiene el arraigo suficiente, no era la mejor de las cartas de presentación en el viejo continente.

Su buen hacer, sin embargo, le hizo llegar al PSG, un equipo de escasa historia pero con hechuras de club poderoso. Luis Fernández puso los ojos en aquel delantero atlético que cada año iba definiéndose mejor como un depredador de área. En el equipo parisino ganó una Recopa y perdió otra ante el Barcelona de Ronaldo.

En el año 1997 llegó al Real Oviedo de la mano de Óscar Washington Tabárez. El entrenador uruguayo lo había entrenado en Italia y quería fortalecerse con un nueve que ya conocía. Su primera temporada no fue la esperada, pero marcó nueve goles. El equipo estuvo a un paso de bajar con un final de temporada desastroso que le abocó a jugar la fase de promoción a Segunda contra la Unión Deportiva Las Palmas. Un gran partido de ida permitió al equipo rentabilizar la renta y seguir otro año en Primera. No sin sufrir.

En la siguiente temporada, el ambiente estaba revuelto y Dely era uno de los jugadores a prescindir. El club lo quería vender. Pero la llegada de Fernando Vázquez le reforzó y le situó por delante del fichaje estrella, Peter Moller. A las pocas jornadas, las dudas sobre el rendimiento de Dely quedaron despejadas. Acabó marcando 19 goles pese a la temporada gris del equipo. Al año siguiente con Luis Aragonés, también fue un fijo en el equipo titular. Ese año, el último en el Real Oviedo, firmó once goles.

Dely acabó su etapa en España en el Málaga. Una etapa donde siguió demostrando lo mejor que sabe hacer: marcar goles. Junto a Darío Silva, formó una dupla que todavía se recuerda en La Rosaleda. En total, marcó 38 goles en Liga, convirtiéndose en el mayor goleador de la historia del club en la competición . El panameño vivió la consagración del Málaga en Primera y también el primer periplo europeo del club, con eliminatorias memorables como la que le enfrentó al conjunto inglés del Leeds.

El delantero dejó el Málaga para volver a Nacional de Montevideo y retirarse en su país, en el Club Deportivo árabe Unido de Colón. Reconocido como el mejor futbolista panameño del siglo XX, Valdés, estuvo en el cuerpo técnico del Málaga con Antonio Tapia y Muñiz. Se sacó el carné de entrenador en España, y fue seleccionador panameño, con el que se quedó a un paso de clasificar a Panamá para el Mundial de Brasil. Entrenó en el club que se retiró, el Árabe Unido, y hoy día entrena al Club Deportivo Águila junto a su hermano Jorge. Su sueño es entrenar en España.