El Marbella FC prolongó ayer su buena racha como visitante con un empate de prestigio: en la histórica Nueva Condomina y ante el líder del grupo IV de Segunda B. El Murcia pudo pagar en exceso el encuentro extra que esta pasada semana tuvo que disputar a domicilio, ante el filial del Granada. Pero nada de eso empaña el sólido trabajo que cada semana despliega el cuadro de Loren.

El equipo malagueño certificó que es el mejor a domicilio. No les concedió a los murcianistas ni un segundo de relax. La exigencia fue máxima desde el minuto 1 cuando Narváez ya dio el primer susto del choque. Y al Real Murcia solo le quedó sobrevivir.

Primero fue con un primer periodo en el que solo destacaron las pequeñas combinaciones entre Guilló, Rafa de Vicente, Chavero y Sergio García, pero que en ningún caso se tradujeron en peligro real en el área defendida por Quique, que «sufrió « el primer disparo local en el minuto 17 y no tuvo que esforzarse hasta el 29, cuando blocó un tiro de Azkorra; y después, con un segundo tiempo en el que la mejoría y el dominio del balón se chocó una y otra vez con un equipo aguerrido y que defendió con uñas y dientes su portería.

Con un conjunto visitante muy bien colocado, que se agrupaba como un acordeón y que tapaba cualquier intento de los granas por banda, donde tanto Emilio Cubo como Rodríguez mantuvieron a raya a Sergio García, ayer titular en sustitución del sancionado Carlos Álvarez, y a Germán. Azkorra, delantero único, quedaba aislado, empequeñecido lejos de su territorio y rodeado de tiburones que sabían perfectamente dónde estaba su presa.

No solo defendía el Marbella. Durante muchos instantes, los costasoleños llevaron el mando, obligando a los granas a remangarse. Sergi Guilló veía la amarilla en el minuto 15 y Tomás Ruso y Armando tuvieron que afinar su radar para adivinar los continuos intentos de los visitantes con balones bombeados y malintencionados en busca de Narváez, uno de los más activos, y de Gerrit.

El Murcia intentaba sacar la cabeza, con el malagueño Rafa de Vicente como organizador. Pero la presión visitante, con líneas muy juntas, lo hacía imposible. A los granas solo les quedaba disparos lejanos, que pocas veces fueron entre los tres palos. Analizando los últimos encuentros del Real Murcia, lo mejor que podía pasar era que el colegiado señalase el túnel de vestuarios y que José Manuel Aira, en plan Panoramix, sirviese a sus chicos la poción mágica que cambiase el devenir del partido. Pero en esta ocasión las piernas estaban demasiado cansadas.

Tras la reanudación volvieron a intentarlo tanto Sergio Narváez como Añón. Los locales no aparecieron hasta después de los cambios. En el minuto 67, Germán enviaba a la cruceta, pero su ocasión estaba anulada por fuera de juego. Chavero, de inmediato, lo intentó desde fuera, y en el minuto 76, en un córner, Azkorra rozó el gol en un balón que llegaba peinado por Tomás Ruso. Isi también lo intentó de todas formas. Pero la tela de araña visitante era casi perfecta. E incluso estuvo a punto Añón, ya en el descuento, de poner el 0-1.