Se llama Diana Santamaría Losada (16-5-2005) y tiene los mismos años de edad (10) que récords nacionales de natación. Dicen los que la ven entrenar cada día o competir en los distintos torneos en los que participa los fines de semana que apunta a estrella de este deporte, aunque como siempre en estos casos hay que tener prudencia y esperar a ver su evolución.

De casta le viene al galgo. Diana es hija de Sergio Santamaría, exjugador de fútbol internacional en las categorías inferiores de la selección española y de clubes como el FC Barcelona, Logroñés o Alavés. Su madre, además, fue campeona de Cataluña júnior de 100 mariposa, 50 libres y 100 estilos, así como subcampeona de 200 estilos, a mediados de los 90.

Diana nació en Vitoria coincidiendo con la etapa de su padre en el Deportivo Alavés, pero desde 2010 vive en La Cala del Moral. Comenzó a competir en 2006 en pruebas locales y desde 2014 ya participa en citas regionales -en categoría benjamín no hay todavía campeonato de España-. Su primer club fue el Cerrado de Calderón. Allí empezó a trabajar con Cinta Cassini, con quien pasó después al CDN Inacua Málaga. Su entrenadora de siempre se ha ido recientemente a vivir a Canadá y son ahora Melquiades Álvarez y Patrick Luppi los que siguen con su preparación en las piscinas de Inacua.

Diana estudia 5º de Primaria en el CEIP Carmen Martín Gaite de Rincón de la Victoria. A pesar del tiempo que dedica a sus entrenamientos, sus notas escolares son brillantes, algo que ella explica por su organización a la hora de hacer todas sus tareas. «Salgo del cole todos los días a las dos de la tarde. Voy a casa a comer y justo después me pongo a hacer los deberes y a estudiar, antes de irme para Málaga a entrenar», dice.

La «sirena» malagueña se entrena seis días a la semana, de lunes a sábado. Los lunes, miércoles y sábados trabaja dos horas y media; y los martes, jueves y viernes, dos horas. «Es un deporte muy sacrificado, pero me gusta mucho ir a nadar y competir», asegura Diana.

La nadadora del Inacua, como es lógico, tiene sus referentes. «Las que más me gustan son Mireia Belmonte y Jessica Vals. Me gustaría competir el día de mañana con España y participar en grandes campeonatos».

Una de sus grandes rivales en la piscina es otra nadadora de ilustres apellidos: Nina Medina Zhivanevskaya, hija de la doble medallista de bronce olímpico, cuatro veces campeona del mundo y cinco de Europa del mismo nombre: Nina Zhivanevskaya. «Tenemos muy buena relación porque competimos muchas veces juntas. Ella es muy buena».

Llama la atención de Diana Santamaría que sea la mejor marca nacional en tantos estilos y distancia diferentes e incluso que en algunas saque hasta 10 segundos de diferencia a su inmediata perseguidora. «Los estilos y el croll es lo que más me gusta, pero nado todo lo que puedo», afirma.

El pasado verano, en el campeonato de Andalucía Jóvenes Nadadores fue triple medallista de oro en las tres pruebas en las que se tiró a la piscina -no se puede participar en más-: 200 estilos, 400 libres y 100 espalda, lo que le valió para ser elegida Mejor Nadadora del Campeonato, según el ránking FINA.

Diana va cada día a entrenarse acompañada de su madre. Isa Losada (Barcelona, 7-5-79) fue nadadora en su juventud y ahora se ha «picado» otra vez hasta el punto que ha «fichado» por el equipo Master Murcia y en el pasado Campeonato de Andalucía de Jaén se colgó 6 oros y 4 platas; mientras que en el Campeonato de España de Gijón en enero logró 2 platas y 3 bronces en categoría Master +35.

Isa había dejado a los 17 años la natación, tras sus buenos resultados en categorías inferiores. «Me convenció Dani Segalerva, que nada en los Masters. Se puede decir que me «captó». Me dijo que tenía que volver a competir. Ahora entreno cada día con él y con Héctor Ortiz Cañas. Estoy muy contenta», asegura la madre de la «criatura».

Isa se queja de lo costoso que es el día a día en la natación y las pocas ayudas que se reciben. «Cuando yo nadaba todo era más fácil, los clubes ayudaban mucho más a mis padres. Ahora no hay ayuda ninguna ni del club ni de la Federación. Y son varios gastos porque un bañador normalito son 200 euros, luego las gafas, la licencia federativa, la cuota mensual, los viajes... Una pasada», dice.

Habrá que seguirlas de cerca. A la madre y, sobre todo, a la hija. Que apunta a crack.