Decía el novelista irlandés Óscar Wilde que la ambición es el último refugio del fracaso. Diego Carrasco (Málaga, 1969) lo cumple a pies juntillas. Insaciable por naturaleza, ahora el técnico no se conforma solo con ir a Porriño a la Copa de la Reina. El miércoles viajará a Galicia con la mochila cargada de ilusión y con el objetivo de dejar al Clínicas Rincón lo más alto posible. Entre ceja y ceja solo un deseo, vencer a Zuazo.

¿Una de las semanas más especiales desde que usted está en un banquillo?

Sí, lo he dicho. Llevaba muchos años con Pepa y Estefi y otras jugadoras que nos íbamos cada año a ver la Copa de la Reina. Siempre hemos dicho, ojalá pudiésemos jugar una Copa de la Reina y vivirlo desde el banquillo.

¿Qué supone para el club jugar esta Copa de la Reina?

Se traduce en trabajo y sacrificio de mucha gente. Estuvimos 13 años para estar en la División de Honor y ahora en el segundo año en la máxima categoría cumplimos un sueño. Queríamos ir cumpliendo pasos poco a poco.

¿Qué significa para usted como técnico?

Lo máximo. Ir con tu equipo de toda la vida, con estas jugadoras y representar a Málaga entre los 8 mejores equipos de España; para mí es gratificante. Te sigue ilusionando y te da fuerzas de cara a un futuro.

¿Ayuda acudir sin presión a esta cita?

Sí. El concepto que tiene la gente es que tenemos que ir a disfrutar, a vivir la Copa de la Reina porque aunque el equipo pierda seguiremos allí hasta el domingo. Yo creo que el equipo tiene que estar con la soltura de estos dos últimos partidos y sabiendo que podemos seguir haciendo historia. Tenemos esa oportunidad.

¿Promete algo en caso de victoria?

Pufff. La verdad es que no hemos pensado nada. No cabe duda que si pasamos a semifinales algo habrá y que si seguimos avanzando en la Copa también. Vamos a disfrutarla, a decir que Málaga está presente y a que nos respeten porque nos lo hemos ganado.

¿Cuál es la filosofía de su equipo?

Somos un club humilde. Aquí hay jugadores que trabajan 8 horas diarias y otras que estudian. Después se vienen aquí a última hora de la tarde cada día y luego los viajes tan largos que tenemos. Eso es digno de mencionar. Sobre todo, que la gente venga a Carranque a ver a estas jugadores porque se lo merecen.

¿Hay presión por representar a Málaga en un torneo de este nivel?

A Málaga y a Andalucía. Incluso yo diría de Madrid para abajo (risas). Nos llena de orgullo y nos da fuerzas para saber que detrás también hay mucha gente animando y empujando para que Málaga tenga un sitio entre los grandes.

Tras 21 años en el club, ¿qué balance hace?

Es positivo. Hubo un momento en la temporada 2005-2006 en la fase de ascenso que tuvimos aquí y que se nos fue, teniendo la mejor plantilla de todos estos años. Supimos reponernos, luego vino el bajón a nivel presupuestario por la crisis y tuvimos que echar mano solo de malagueñas, que han estado siempre a la altura para meternos en la fase de ascenso. Yo creo que el balance es positivo. Ahora de lo que nos alegramos es de estar en la máxima categoría, que es lo que llevábamos queriendo durante muchos años.

¿Qué ha cambiado en la institución durante todo este tiempo?

Hombre, vas ganando en experiencia y a nivel de estructura de club. Es cierto que hace dos años el que nos dio la solidez fue Manolo Rincón a través de Instituto de Fertilidad Clínicas Rincón cuando ascendimos en Oviedo. Este año estuvimos a punto de no salir porque con los patrocinadores que teníamos no era suficiente para abarcar una competición digna y Manolo se comprometió un año más. ¿El año que viene? Esperemos que siga tan ilusionado.

¿Qué pensaba cuando existía la posibilidad de no salir en División de Honor?

Bastante fastidiado. Sabemos que el primer año en División de Honor es el más complicado porque tienes que coger experiencia rápido y la competición es totalmente diferente a nivel de juego. Nosotros el primer año terminamos con 20 puntos y con la salvación conseguida a falta de tres jornadas. Esto es lo que ha hecho que maduremos deportivamente.

El buen hacer de este año seguro que será un buen reclamo para patrocinadores.

En eso estamos. Los medios son los que nos hacen falta porque los patrocinadores cuanto más escuchen el Clínicas Rincón o al balonmano femenino querrán apostar. Hace falta un poquito más y que todo no sea de Clínicas Rincón.

¿Cree que la lucha por los puestos europeos es el próximo objetivo?

Eso son palabras mayores. Somos más ambiciosos y competitivos. Con la ayuda de Manolo Rincón y otros patrocinadores queremos dar otro saltito de calidad.

La Opinión adelantó que usted tenía muchos «pretendientes» para el próximo curso. ¿Seguiremos viendo a Diego Carrasco en este banquillo?

Sinceramente cada año tengo contactos porque tengo buenas relaciones. Por mi situación laboral siempre he dicho que no, no me atrevo a dejar un trabajo de años a cambio de un balonmano que es imprevisible. Ahora mi situación laboral ha cambiado un poco y sí es verdad que estoy un poco más dispuesto a salir. Aunque, también me pregunto a mí mismo por qué no seguir teniendo éxitos con el equipo de toda la vida. Eso es lo que tenemos que intentar conseguir, que yo también me quede y que lo hagan las jugadores importantes del club.

¿Cuál es su mayor deseo?

Sobre todo pasar el viernes contra Zuazo. Dijimos que ya era un éxito y una alegría estar en la fase final, pero ahora Diego Carrasco quiere algo más. Quiere jugar una final, que es un sueño casi inalcanzable.

A ilusión imagino que a este Clínicas Rincón le gana poca gente.

Muy poca. Con el presupuesto que tenemos y lo que estamos consiguiendo deportivamente...

Al final el equipo es una familia.

Totalmente. Lo importante es el vestuario. Por eso hemos conseguido cosas. Vienen con ganas de entrenar y de disputar partidos como la Fase Final.