En el deporte y en la vida lo complejo no es subir a la cima, que también. Lo que es complicado es sobrevivir en la cumbre, con todos los inconvenientes que eso conlleva.

A pesar de su corta edad, a las jugadoras del CB Andalucía Promesas Litoral no parece pesarle esa carga en la mochila. Esta generación del año 2000 ha triunfado allí por donde ha pisado. Desde que compitiesen por primera vez en Minibásket han salido vencedoras de todas las competiciones en cada categoría (minibásket, infantil y ahora cadete) en Málaga y en Andalucía. Qué rápido se lee y qué dificultad posee convertirlo en realidad. Solo un desafío por delante, eso sí mayúsculo: el Campeonato de España Cadete, que se disputa en Zaragoza del 22 al 28 de mayo.

Para calibrar la situación, hay que decir que ellas y Agustinos de Granada serán los únicos representantes andaluces en el citado torneo. En esta edición sus rivales son el Hotel Gran Vía Champagna de La Rioja, el Unión Financiera OCB y el que resulte tercer clasificado de Aragón. Un grupo accesible, en el que solo pasará el primer clasificado. Sin duda, un reto.

«Nosotros vamos con la idea de ganar esos tres partidos y en octavos encontrarnos un cruce fuerte. Queremos por lo menos intentar igualar ese décimo puesto de hace dos años, en el Nacional infantil. Sería un premio fuerte. Si caemos en grupos o en octavos no va a ser un drama», dice Juanma Suárez, el mentor de esta generación de oro.

Juanma es el artífice de este éxito y el hombre que les vio pisar por primera vez una pista. De eso hace ya siete años, los mismos que lleva a su lado Vicky González. La segunda entrenadora del equipo también añora cotas más altas: «Si llegásemos a cuartos, ya hablaríamos de los ocho mejores de España y sería un éxito muy grande.

Asusta pensar todo lo que han ganado estas chicas, seis de ellas siguen en el equipo desde el principio. Las personas que conviven con ellas casi a diario destacan de ellas su carácter trabajador y competitivo. Sin duda, dos ingredientes elementales para subir a la cima. Aunque si hay una cualidad que descolla de este grupo es su unión. Fuera de la pista y dentro. Una cohesión que a lo largo de esta triunfante trayectoria les ha permitido derribar todo tipo de barreras.

A pesar de que de puertas hacia afuera lo que resuena son los títulos conseguidos, en el seno del conjunto del CB Promesas el orgullo no va tanto por ese sendero. En este lado de la trinchera prevalece la ilusión por jugar a baloncesto, la evolución personal de las componentes, la alegría por poner en el foco del mundo del deporte de la canasta a este humilde club. También es motivo de honra que María Torreblanca y Aitana Nuevo vayan convocadas con la Selección Española, o que la mencionada Torreblanca y Yolanda Florido sean subcampeonas nacionales con el combinado andaluz. Hechos que hablan a las claras del buen trabajo que se hace en el IES Litoral.

El presente de este equipo es ilusionante y el futuro para ellas no lo es menos. El contexto en el panorama español no es el idóneo y como reconocen sus técnicos su futuro a largo plazo quizá pasa por abandonar España. Estados Unidos y sus universidades son un paraíso demasiado apetecible. A su simbiosis entre estudios y baloncesto no se le adivina competencia. Se trata de una oportunidad alternativa en un país que, sin duda, está más entregado al deporte y que da mucha más facilidad a los protagonistas. Dos detalles diferenciales.

El dilema en este paso es encontrar una beca que abarate unos costes, que son bastante elevados. Sin ella, es realmente complicado afrontar ese desafío. Una dificultad que viene añadida con la beca es que las jugadores deben rendir en el día exacto. «Tienen que destacar en los momentos que te pueden ver, porque nadie lo va a hacer entrenando. Dos jugadoras han sido subcampeonas de España con la selección andaluza y han estado en un escaparate a nivel nacional. Esa es la máxima opción que tienen. A no ser que alguna entre en la selección española y compita en un Europeo», expone Vicky González.

Lo que es un hecho a día de hoy es que esta generación, aparte de jugar de manera excelsa al básket, es un auténtico ejemplo. Llevan 7 años demostrando que con descomunales dosis de ilusión, esfuerzo y compañerismo el techo en este mundo se lo pone uno mismo.