El fútbol ha conseguido abrirse camino allí donde los únicos goles posibles eran los de una dura batalla de meses contra un cáncer. Es la mejor noticia de cuantas se han producido en los últimos meses en el fútbol modesto. El extremo zurdo torreño Javi Fernández acaba de firmar, a sus 28 años de edad, un contrato con el Vélez CF que le permitirá volver a ser jugador de Tercera División. Servirá además de extraordinario ejemplo para miles de personas que libran su particular contienda contra la enfermedad.

En un comunicado, la escuadra de la capital de la Axarquía expresaba lo que supone el regreso de un ariete que siempre combinó calidad y sacrificio: «Vuelve la magia, vuelve la velocidad, vuelve el afán de superación... ¡Vuelve Javi Fernández! ¡Bienvenido!». El primer fichaje del club veleño para la próxima temporada se formó en las categorías interiores del Málaga CF y posteriormente perteneció a conjuntos como la UD Almería, el CD Toledo, el Algeciras CF o el CD Ronda. Pero además vivió una exótica experiencia en el fútbol hindú, en las filas del Mumbay City donde se jugó el puesto en ataque con el mismísimo Nicolas Anelka.

«El Buitre», como también se le conoce, se integró en la disciplina del conjunto gibraltareño del Europa Football Club, justo antes de conocer que tenía ante sí uno de los partidos más inesperados y difíciles de toda su vida. No obstante, el jugador consiguió meterle un gol al cáncer testicular.

La pesadilla se prolongó durante seis meses, hasta que esta pasada primavera confirmaban los análisis que todo era ya parte del pasado: «Estoy limpio», pudo exclamar. De inmediato dio las gracias a sus familiares y allegados más cercanos, pero asimismo quiso remarcar la importancia del deporte para superar obstáculos fuera de los terrenos de juego: «El fútbol posiblemente me haya hecho fuerte para luchar contra el cáncer», expresó a este periódico.

Fernández ya formó parte de la primera plantilla veleña durante las campañas 2007/08 y 2009/10. Con su último club tuvo la suerte de llegar a disputar una fase previa de la segunda competición continental de clubes, la UEFA Europa League. Ahora, no obstante, está centrado en recuperar la forma perdida durante el largo invierno. Ya no duele ni la cicatriz de 33 puntos que le recorre todo el abdomen.

Llegó al Málaga CF junto a Popo

«Todo fue muy rápido. Me diagnosticaron el tumor a mediados del pasado mes de octubre y a los tres días ya estaba en quirófano», aseguró. Luego vendrían las largas y durísimas sesiones en Benalmádena, con un tratamiento agresivo de quimioterapia que hasta le impedía moverse del asiento. Llegó a pensar en arrojar la toalla, porque el partido que tenía ante sí no era, ni muchísimo menos, de 90 minutos. «Finalmente logré marcarle un golazo al cáncer, por la escuadra y de tacón».

Atrás quedan numerosas anécdotas y recuerdos que el fútbol le ha permitido vivir. Desde sus inicios en categoría infantil, cuando llegó al Málaga CF junto al también jugador torreño Popo, hasta la posibilidad de conocer, en la Liga india, a figuras mundiales como Del Piero o Trezeguet, además del reseñado Anelka.

Ahora tendrá la posibilidad de sumar muchas más historias sobre el césped. De volver a cruzarse en el camino de numerosos compañeros a los que ya echaba de menos, a tener que luchar por abrirse camino hacia la titularidad. Sin embargo, quizás sean mucho más importantes para la sociedad las vivencias a transmitir. Porque su testimonio seguro que será motor y guía para las personas que puedan flaquear en plena contienda: «Yo le diría a la gente que sea fuerte mentalmente -ya manifestó en estas mismas páginas-.

«La batalla más importante es la de la cabeza. Tienen que rodearse de gente que le dé mucho cariño y mucha energía. Para mí eso ha sido fundamental, con mi familia y mis amigos, pero mi padre y mi mujer han sido lo más importante para mí», expresó sobre el apoyo de su padre o de su mujer.