­El AVE de las 19.07 llegó este lunes a la estación María Zambrano con tres de las personas más felices del mundo a bordo: las jugadoras Inma Navarrete y Asun Batista y la entrenadora Noelia Fornell, que se habían proclamado unas horas antes campeonas del mundo de balonmano playa en Budapest. En la expedición venía también Javier Merino, miembro del equipo técnico que hacía escala en Málaga en su ruta hacia Cádiz, y faltaba la jugadora Jennifer Gutiérrez, algecireña afincada en Málaga que completa el grupo de las flamantes campeonas del mundo que proceden, residen o juegan en la actualidad en la provincia. Gutiérrez no ha llegado a salir de Budapest, ciudad que seguramente nunca va a olvidar y donde ha decidido pasar unos días de vacaciones.

Es hasta el momento el mayor triunfo de sus carreras, un éxito que habían rozado en las últimas convocatorias pero que hasta el domingo no había podido hacerse realidad.

«Noruega había sido nuestra bestia negra tradicionalmente en los campeonatos importantes, pero esta vez hemos conseguido ganarles», explica ilusionada Inma Navarrete. Y es que el combinado nórdico eliminó a las «guerreras de la arena» en las semifinales del Europeo del año pasado disputado en Lloret de Mar, una derrota que todas recordaban y que pesaba aún como una losa.

En esta ocasión la suerte cayó del lado de las españolas, que vencieron en el «shoot-out» -la ronda de lanzamientos para deshacer el empate- a las noruegas antes de hacer lo propio con Brasil el domingo y hacerse con la ansiada medalla de oro.

Las malagueñas artífices de este triunfo han sido cuatro. Inma Navarrete, especialista que juega durante la temporada en el equipo del Colegio Los Olivos; Asun Batista, pivote que en la actualidad está en Ciudad Real y que coincidió con Navarrete en el Fuengirola El Coto en temporadas anteriores; y Jennifer Gutiérrez, lateral izquierdo del Instituto de Fertilidad Clínicas Rincón Málaga que milita en la División de Honor del balonmano femenino español. Completa el cuarteto Noelia Fornell, exjugadora que fue subcampeona en el Mundial de balonmano playa disputado en Cádiz en 2008 y que continúa en la selección ahora como segunda entrenadora.

Todas ellas cambian la pista por la playa cuando acaba la temporada regular y se acerca el verano. Cada año hay una competición importante porque el verano que no hay Mundial se celebra el Europeo, por lo que toca estar a punto siempre en un deporte que no deja de crecer y en el que las «guerreras de la arena» han grabado ya su nombre a fuego.

Si Noruega era hasta ahora su «bestia negra», Brasil era un equipo al que directamente consideraban imposible de ganar. Pero la historia ha cambiado y ahora las campeonas son las «guerreras», que ya piensan en volver a la arena y luchar por la corona europea el próximo verano.