El deporte adaptado malagueño está de enhorabuena. Tres deportistas más podrían acompañar al torreño Jesús Romero en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, que se celebrarán del 7 al 18 de septiembre.

Marcelo Rosado, Carmelo Garrido y Ceferino Sánchez han entrado en la prelista del seleccionador Javier Bargueiras para competir en la disciplina de fútbol 5 para ciegos totales (categoría B1) al recibir una invitación del Comité Paralímpico Internacional (IPC).

La inestabilidad del deporte olímpico ruso se ha trasladado también a sus representantes del Comité Paralímpico, que conocieron el pasado martes su exclusión de Río después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) diera la razón al IPC en su argumento de no poder asegurar el cumplimiento del Código Antidopaje del CPI y el Código Mundial Antidopaje.

267 plazas se han quedado bacantes con la expulsión de Rusia y el IPC ha invitado al equipo de fútbol sala de ciegos -el éxito acompaña sus rutinas de trabajo-, al atleta Jordi Modera y al nadador Íñigo Llopis.

El Comité Paralímpico Español y las federaciones involucradas (la Federación Española de Deportes de Ciegos), en el caso del fútbol, y la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física, en el del atleta y el nadador, han aceptado dichas plazas y están procediendo a realizar las inscripciones y todo los trámites necesarios para incorporarlos al equipo español de Río.

La selección española de fútbol 5 de ciegos, con tres malagueños en su preselección para la primera competición olímpica en suelo sudamericano, cuenta con dos medallas de bronce en los Juegos de Atenas 2004 y Londres 2012 y un reciente tercer puesto en el Campeonato de Europa.

Los malagueños citados en la convocatoria de Javier Bargueiras son piezas claves en el engranaje del grupo. Marcelo Rosado es el jugador que más veces ha portado la camiseta nacional y Carmelo Garrido es el más veterano. El portero Ceferino Sánchez se encuentra ante su primera posibilidad de participar en unos Juegos Paralímpicos.

Estos futbolistas son todo un ejemplo de superación. Si ya es complicado ganarse la vida en el mundo del fútbol, para un invidente es una quimera. Día a día luchan por romper barreras y además deben compaginar su trabajo en la ONCE con los entrenamientos. El sacrificio, esfuerzo y dedicación son pilares fundamentales en sus éxitos.

Rosado, capitán del Once Málaga, cuenta con una dilatada experiencia en el fútbol 5 y su compromiso con el combinado nacional es admirable, por lo que se antoja casi seguro su presencia en la lista definitiva. En Río podría cumplir la hazaña de disputar cuatro juegos Paralímpicos consecutivos. En Atenas 2004 y Londres 2012 subió al podio a recoger la medalla de bronce, mientras que en Pekín 2008 cayó eliminado en cuartos de final.

El brillante palmarés del rondeño, que ha ido enriqueciendo con cinco campeonatos de Europa y varios títulos a escala nacional y regional, lo comparte con Carlos Garrido.

El miembro más veterano de la selección nacional lleva más de dos lustros defendiendo a «La Roja», no pierde la ilusión por seguir cosechando más títulos. Sus ganas por competir enriquecen a sus compañeros tanto a nivel profesional como personal.

Desde pequeño el fútbol fue su motor y sus problemas en la vista no le robaron la ilusión. Se sometió a 18 operaciones para intentar corregir un glaucoma, pero perdió la visión a los diez años.

Garrido es un incombustible del fútbol 5 y, si Javier Bargueiras quiere seguir apostando por él, será uno de los abanderados malagueños en tierras brasileñas.

Por último, el guardameta Ceferiano Sánchez busca un hueco en el combinado nacional. En esta disciplina deportiva los jugadores son ciegos, pero los encargados de evitar los goles no.

La invitación del IPC al combinado español de fútbol sala para ciegos totales ha abierto la puerta de los Juegos Paralímpicos a más deportistas de la tierra. Si los tres futbolistas son inscritos en la competición el número de representantes asciende a cuatro.

Jesús Romero, jugador de baloncesto en silla de ruedas, es el único deportista malagueño con una plaza segura para competir el próximo mes en Río de Janeiro.