La primera vez que se oye la palabra calistenia, la reacción más habitual es fruncir el ceño y pedirle a quien la haya dicho que la repita. No obstante, lo que mucha gente está repitiendo es su práctica, tras probarla. Se trata de un sistema de trabajo físico en el que los ejercicios se realizan empleando el peso del propio cuerpo, sin máquinas, pesas, mancuernas o ningún otro material de los que tan habitualmente podemos encontrar en los gimnasios. Además, no se pone el acento en el propio trabajo, sino en cómo se realiza, prestando mucha atención a los movimientos y las posturas. Eso ayuda a que, con un mínimo conocimiento del cuerpo, se eviten las lesiones.

Categorizada dentro de la rama de entrenamiento funcional, hay ejercicios de calistenia que son tremendamente habituales, como pueden ser las flexiones, las sentadillas o las abdominales, que se enmarcan también en el ámbito de entrenamiento del CrossFit o del MovNat.

También les valen a los practicantes de este deporte los columpios infantiles porque son capaces de sacarle partido a cualquier objeto que la ciudad les pone a su paso. Para ellos, la calistenia es mucho más que una disciplina deportiva de moda. Es una nueva forma de relacionarse con sus amigos y con el entorno en el que viven. Es, según el origen etimológico de la palabra griega de la que procede su nombre, el máximo exponente de la belleza y la fortaleza del cuerpo humano en movimiento.

Uno de sus mayores puntos a favor es que es totalmente gratuito. La única herramienta que se usa asiduamente en esta rama deportiva son barras fijas o elementos similares como cuerdas, muros o árboles, sobre los que se pueda trabajar con el peso del propio cuerpo. Como resultado, con un mínimo de creatividad o aprovechando las instalaciones que a menudo existen en polideportivos municipales o playas, un usuario de calistenia puede ponerse en forma sin tener que invertir un euro.

Otra de sus ventajas es que se puede realizar casi en cualquier momento y lugar, gracias a su escasa o nula dependencia de factores externos. Además, los ejercicios suelen trabajar con varios grupos de músculos simultáneamente, lo que convierte a la calistenia en un entrenamiento muy completo, que pone mucho énfasis en ganar agilidad y flexibilidad, no sólo fuerza.

Un ejemplo de rutina calisténica para principiantes podría ser la que sigue, estructurada con tres días de trabajo a la semana y aconsejada en la página web de Alternalego:

- Lunes: Lagartijas de pared (flexiones contra un muro) y elevación de piernas (sobre una silla o similar, extender el cuerpo y llevar las rodillas al pecho).

-Miércoles: Sentadillas sobre hombros (apoyado sobre los hombros, extender todo el cuerpo hacia arriba y llevar las rodillas al rostro) y pull ups de pared (aferrados a algún elemento de la pared nos dejamos caer hacia atrás y volvemos a la vertical).

-Viernes: Hacer el pino contra la pared con la cabeza apoyada en el suelo (aguantando el tiempo especificado) y puente corto (tumbados en el suelo, talones a los glúteos, se eleva la pelvis hasta tener el cuerpo recto y se vuelve a la posición de descanso).

Siempre haremos de 3 a 5 series de cada ejercicio. Conforme progresemos llevaremos a cabo 3, 7, 12 y más de 15 repeticiones. En el primer ejercicio del viernes aguantaremos medio minuto, 1 minuto, minuto y medio y 2 minutos, respectivamente, haciendo el pino.

Una vez superemos la cuarta fase de progreso, estaremos listos para comenzar una rutina nueva con ejercicios más complejos y exigentes.

Lo que empezó como una actividad minoritaria, estrechamente vinculada a la cultura del hip hop y el monopatín, se fue extendiendo y abriendo socialmente hasta transformarse en lo que es en la actualidad un auténtico fenómeno de masas en Estados Unidos y algunos países de Latinoamérica.

Como casi todos los fenómenos deportivos que cruzan el gran charco, este entrenamiento se está extendiendo cada vez más en nuestro país y fiel reflejo es su práctica cada vez mayor en la provincia de Málaga.