El Marbella FC, que comenzó su andadura en 1997 desde la Regional Preferente, vive una auténtica «revolución» en este inicio liguero de la mano del empresario ruso Alexander Grinberg, pues es el único equipo de las tres primeras categorías del fútbol español que lo ha ganado todo con un pleno de siete triunfos en otras tantas jornadas en el Grupo IV de Segunda División B, la categoría de bronce del fútbol español.

El equipo marbellí, entrenado por el exjugador tunecino Mehdi Nafti, se ha erigido en una de las revelaciones del fútbol español en lo que va de temporada al contar todos sus partidos por victorias y ser líder destacado de la categoría, con 21 puntos, seis más que su inmediato perseguidor, el histórico Cartagena.

Con una plantilla totalmente renovada, ya que este verano han llegado veinte fichajes, la extraordinaria racha de siete de siete del Marbella sólo la igualan en las categorías nacionales otros dos conjuntos, en ambos casos de Tercera: la Gimnástica de Torrelavega (Grupo 3) y la SD Logroñés (Grupo 16).

Además, entre Primera División, Segunda, los cuatro grupos de Segunda B y los dieciocho de Tercera, sólo hay otros dos equipos que han ganado hasta ahora todos sus partidos, pero llevan menos jornadas disputadas: el Cacereño (Grupo 14), con un pleno de seis triunfos en seis jornadas, y el Zaragoza B (Grupo 17), con cinco de cinco.

El conjunto marbellí está batiendo récords en el arranque liguero y uno de los artífices del éxito es su propietario y presidente, Alexander Grinberg, un empresario multimillonario ruso de 47 años afincado en esta ciudad de la Costa del Sol desde hace casi una década y un enamorado tanto del fútbol como de Marbella.

Con su llegada a la entidad a comienzos de 2013, con el equipo en Tercera, Grinberg lo salvó de su casi segura desaparición al sanearlo económicamente y pagar las deudas pendientes con la plantilla, y a partir de ahí lo reflotó hasta que regresó al final de la campaña 2013-14 a Segunda B, después de cuatro temporadas en la categoría de bronce.

Con anterioridad, el club marbellí, denominado Unión Deportiva Marbella hasta que en junio de 2013 fue rebautizado con su nombre actual, ya había estado siete campañas en Segunda B (2003-2010).

Después de que en la 2014-15 terminara décimo en la liga y de que en la última temporada acabara decimocuarto y no lograra la salvación hasta última hora, la apuesta hecha por el empresario ruso parece que empieza a dar sus frutos en la actual, tras haber llevado a cabo una amplia remodelación en la plantilla.

Así, Grinberg contrató en mayo al italiano Alessandro Gaucci como director deportivo y poco después, en junio, a un nuevo técnico, el tunecino Nafti, exjugador del Toulouse francés, Racing de Santander, Cádiz o Birmingham City inglés, entre otros clubes.

Nafti habla cinco idiomas, algo que debe de servirle de gran ayuda para manejar el equipo al estar al frente de un vestuario en el que hay una decena de nacionalidades entre sus futbolistas.

El Marbella FC es «heredero» del extinto Club Atlético Marbella que llegó a militar en Segunda División entre 1992 y 1996, hasta que desapareció un año después por su grave crisis económica, y precisamente el gran objetivo de su propietario es que la ciudad vuelva a estar representada con un equipo en el fútbol profesional.

Para alcanzar el sueño del ascenso a Segunda División, el inversor ruso ha apostado por intentar profesionalizar las distintas áreas de la entidad, que culminó el pasado agosto su proceso de transformación en Sociedad Anónima Deportiva, con un capital social fijado inicialmente en 725.000 euros, para dotarlo de una estructura jurídica y societaria adecuada. Por ahora salen las cuentas. Las deportivas y las económicas.