­Lejos de los focos mediáticos, que rodean el fútbol, el baloncesto y otros deportes de elite, existen multitud de sacrificados deportistas que tienen que hacer malabarismos a diario para poder aunar su vida laboral o estudiantil con la práctica deportiva. Son deportistas también de elite, pero sin prensa que les entreviste cada semana, sin minutos de radio o televisión, sin aficionados que les pidan autógrafos en las calles, sin marcas comerciales que quieran esponsorizarlos y, lo que es peor, sin apenas ayudas económicas para poder desarrollarse deportivamente.

Mar Solís (Rincón de la Victoria, 17/7/1998) es un buen ejemplo de ese otro deporte de elite alejado de los flashes de las cámaras y de los autógrafos de los fans. La triatleta rinconera sigue dando pasos adelante temporada a temporada. El inminente 2017 será su último año júnior antes de pasar a categoría élite. Los retos deportivos, evidentemente, se multiplican a partir de ahora, pero también las necesidades de material, los desplazamientos y otros gastos aparejados a la práctica deportiva de alto nivel, algo que para Mar y su familia es un quebradero de cabeza.

La atleta del Tritrain4you espera alguna ayuda. Con 4.000 ó 5.000 euros ella podría tirar casi todo el año, una cantidad insignificante para los grandes astros del deporte, pero «oro» puro para deportistas como Mar, estudiante de primer curso de Educación Social en la UMA.

El paso del Bachillerato a la Universidad ha supuesto, al menos, un alivio para la triatleta de Rincón. «Estos años pasados en el instituto he tenido muchos problemas para cambiar exámenes o faltar a clase cuando tenía competiciones fuera de Andalucía. Ahora tengo más libertad porque he conseguido el certificado Duman de la Universidad de Málaga para deportistas de alto nivel. Con él tengo opción de cambios de horas para ir a clase, también cambio de exámenes. Ahora puede estudiar y competir sin problema, algo que en el instituto era imposible», apunta la rinconera.

Solís es consciente de que tiene grandes retos deportivos por delante, pero que sin ayuda económica será imposible poder desarrollarlos todos. «Quiero demostrar mis cualidades. Estoy muy volcada con el deporte, pero los gastos se multiplican. Tengo que pagarme los viajes, las inscripciones de las carreras, los hoteles en los lugares que compito...».

La verdad es que el 2016 ha sido un año muy productivo para la joven deportista de Rincón de la Victoria. Mar rozó el top ten en el Campeonato de España júnior (12ª), fue quinta en categoría absoluta en el Nacional por equipos, cuarta en el Andaluz Absoluto de Acuatlón, bronce en el Andaluz júnior de cross, plata en el Cross Nacional del Aceite en Torredonjimeno y se impuso en el Triatlón Superserie de Rincón de la Victoria y también en el Triatlón de Málaga, en ambos casos en categoría absoluta.

Mar confía que su buen «expediente» deportivo le sirva para llamar la atención de alguna empresa o del propio ayuntamiento de Rincón. «En todas las competiciones en las que participo presumo de ser rinconera. Nací aquí y me entreno habitualmente por el Paseo Marítimo y por las carreteras de toda la Axarquía. Me gustaría tener ayuda de mi localidad», asegura Mar.

Dentro de la repleta agenda que la deportista tiene por delante de cara al 2017 hay algunos objetivos marcados en rojo... siempre que lleguen esas ansiadas ayudas. «El mayor objetivo que tengo es el Campeonato de Europa de Duatlón, que este año será en España, concretamente en Soria. También quiero competir en Copa de Europa. Todavía no ha salido el calendario, pero serán cinco o seis pruebas y me gustaría estar en la mayoría. También hay una cita de la Copa de África en Marruecos que por cercanía podría ser una buena opción para competir. Por supuesto está también el campeonato de España», aseguró.

De momento, Mar Solís espera que lleguen esas ayudas económicas. Ella, mientras tanto, ya se entrena de cara a ponerse en forma para afrontar sus próximos retos. Si llegan esponsors y colaboradores serán más exigentes, si no, la rinconera deberá rebajar sus pretensiones deportivas. Sería, desde luego, una pena.