El malagueño Germán Gabriel ha puesto el punto final a su carrera como jugador de baloncesto, una etapa marcada por la exclencia, con el Unicaja como faro del que ha partido a numerosos puertos (Girona, Estudiantes, Bilbao...) para acabar ahora con 15 años como profesional y dar el salgo a los banquillos, como entrenador ayudante en Iowa, en la Liga de Desarrollo de la NBA.

El ala-pívot ha querido despedirse en una nota de su vida, el baloncesto. Al que, sin embargo, confiesa haber llegado a "odiar". "He llegado a odiar tanto a este deporte que me he dado cuenta que en realidad era un sentimiento mal definido por mi parte, ya que cuando te entregas en cuerpo y alma a algo que amas, se mete tan dentro de ti que, se convierte en una pasión obsesiva, la cual me acompañará el resto de mis días".

Tras un capítulo de agradecimientos a su mujer e hija, familiares y a los amigos hechos en el mundillo de la canasta (entre los que está su inseparable Berni), además de preparadores físicos y fisioterapeutas, Germán da pistas sobre su futuro, que no quiere aclarar: "No me dejo de vestir de corto, no me alejo de las pistas, no dejo de ver baloncesto, no dejo de viajar. Por estas y más razones considero que, más que una retirada, es simplemente un cambio de punto de vista. Un pivote, vamos", explica.

Y finaliza su carta de despedida con un añadido a su comienzo. El encabezamiento de la nota es "Final del partido..." y Germán se despide con un: "...Comienza el tiempo extra".