En la línea de salida, como tantos y tantos corredores, uno de los embajadores de la Maratón de Málaga, Abel Antón, no dejaba de mirar al cielo para confirmar los peores augurios. Nada más suspenderse la carrera miró a algunos de los corredores más ilustres y empezó a pensar en la próxima edición de la carrera. Este veterano fondista, autor de algunas de las más bellas páginas que haya escrito durante décadas el atletismo español, reconoció que no había vivido ningún episodio parecido: la suspensión de una maratón por inundaciones. Pero es lo que tiene Málaga, como reconocía ante muchos participantes locales, o no llueve en meses, o te caen más de 100 litros en muy pocas horas.

¿Recuerda escenas parecidas en alguna otra ciudad?

No es normal lo vivido en Málaga en esta edición. Hemos corrido muchas carreras, pero lo que desde primer hora de la mañana hemos sufrido, tanto nosotros como miles de participantes, es insólito. Ha sido una inundación en toda regla. No puedes hacer nada frente a eso. Es la meteorología. Ha sido imposible disputar siquiera una carrera corta, una distancia simbólica para que los atletas volvieran a casa con algunos kilómetros en sus piernas.

Lo primero es la seguridad del corredor, frente a una ciudad con auténticos ríos de agua por sus calles y avenidas.

No podíamos poner en riesgo a los aletas. Se ha tomado la mejor decisión por parte del Ayuntamiento de Málaga y de la organización de la prueba. Sólo queda esperar al año que viene. Esperemos por supuesto volver a esta maravillosa ciudad dentro de un año y que, como en las anteriores ediciones, tengamos un tiempo fantástico.

La pena es ver a todos esos participantes que han venido desde muy lejos.

Sí que cuesta digerir que no hayan podido disfrutar de la carrera. Pero saben que la suspensión está más que justificada.