Se acabó el suplicio, el de la temporada en la que el Marbella soñó con el ascenso de manera firme y que, tras una segunda vuelta para olvidar, terminó por concederle a la afición una auténtica pesadilla.

El encuentro de ayer frente a la Balompédica Linense tuvo poca historia. Terminó en tablas. Más aliciente tuvo el «tercer tiempo» en el estadio marbellí. El presidente, Alexander Grinberg, anunció que cederá la parcela deportiva a Jorge Rodríguez de Cózar, ante una temporada venidera «más austera» e integrada por futbolistas locales.

En el relato del derbi andaluz de ayer pegó primero el cuadro marbellí. Un penalti sobre Marcos Ruiz fue transformado por Goti. Apenas un cuarto de hora más tarde empataron los visitantes por medio de Zamorano. El mismo jugador pudo incluso redondear la remontada, pero ahí se topó con un inspiradísimo Bernabé.

Con este resultado, el Marbella FC se garantiza la séptima plaza y, por puntuación, podrá entrar en el bombo de la próxima edición de la Copa del Rey. Un regalo que ahora sabe a premio un tanto agridulce.