El Getafe se apuntó para su historia particular el honor de llevarse el triunfo en el primer derbi que le midió con el Leganés en la máxima categoría del fútbol español, un espectáculo que honró el nombre del fútbol del sur de Madrid desde los prolegómenos hasta su desenlace.

Satisfecho con lo que había visto en las dos primeras jornadas, donde el equipo sumó seis puntos sobre seis posibles, Asier Garitano volvió a repetir once. Lo mismo hizo en el bando contrario Bordalás, dando continuidad a la apuesta que exhibió antes del parón de selecciones contra el Sevilla.

Conscientes de que un arranque voluntarioso era lo que necesitaba el equipo local para espolear a su afición, salió el Leganés con una marcha más. Esa actitud le valió para gozar de dos ocasiones en los instantes iniciales.

En la primera un buen centro de Zaldua desde la derecha lo remató Guerrero de cabeza dentro del área obligando a intervenir a Guaita. Más tarde Eraso probó suerte desde lejos, pero su golpeo se marchó desviado.

Poco a poco el ímpetu se fue diluyendo para dar paso a la figura de un Getafe sólido y bien colocado en el terreno de juego. Por delante de la defensa la pareja de mediocentros compuesta por Arambarri y Begara evitaba la progresión del rival mientras que arriba el japonés Gaku se movía incomodando a los zagueros con su velocidad.

A todo ello se añadían las acciones de estrategia como un elemento donde los visitantes demostraban poderío. Djené cabeceó solo un saque de esquina, pero lo hizo fuera. Y en otro la pizarra dejó a Fajr sin cubrir, aunque su volea no encontró tampoco portería.

Cuanto más lo intentaba el Getafe por esa vía, mayor era la angustia de un anfitrión que sufría por arriba. Tanto, que acabó siendo víctima de la misma y encajando un tanto. Las complicaciones para alejar el esférico tras otro córner propiciaron que este llegara en segunda jugada a Arambarri. El resto fue mérito del uruguayo, que le pegó con el alma colocándola en la escuadra.

Le tocaba pues a los leganenses afrontar la segunda mitad en desventaja y con la obligación de dar un paso hacia adelante en busca de, al menos, un punto. No rehuyeron esa responsabilidad y de nuevo, tras la salida de vestuarios, se vio a los jugadores más enchufados.

Eraso dejó su sitio a Morán y Omar le cedió el testigo a El Zhar. Entre medias los blanquiazules volvieron a acercarse a la red a través de un nuevo testarazo de Guerrero que pasó cerca de los tres palos. Se quedó en esa con las ganas el punta, pero no en la siguiente de la que dispuso.

Una incursión por el costado zurdo permitió a Diego Rico llegar a posición de remate. Lo intentó una vez y se encontró con Guaita. Le cayó el rechace y volvió a probar, con idéntico resultado. Sin embargo, a la tercera fue Guerrero quien finalmente llevó el balón a las mallas como premio a la insistencias.

Con todo parejo y el público volcado con la causa de la remontada, comenzó un acoso sin tregua al área azulona que acabó desencandenando un penalti que no lo parecía tras caer Gabriel en el área. De nuevo Guerrero frente a frente contra Guaita, pero esta vez triunfó el portero al detener la pena máxima.

La acción terminó de romper el enfrentamiento, que se convirtió en un ida y vuelta donde también tenía cosas que decir el Getafe. Amath se plantó solo ante Cuéllar, pero no supo resolver con acierto el mano a mano. Entonces volvió un fantasma que parecía haberse ido, el del balón parado.

Una acción de Arambarri que olía a gol la tocó un rival mandando el esférico a la temida esquina. Ejecutó Fajr a la media luna y tras dejarla pasar Antunes, aterrizó en los pies de Álvaro cuyo tiro ajustado tocó en el palo antes de alojarse en la portería. Fue el colofón a una velada para el recuerdo de los dos equipos.