La «crisis del ruido» sigue devorando víctimas y causando estragos entre los niños y niñas malagueños que hacen deporte. Y del baloncesto ha mutado al balonmano. El Club Málaga Norte, que reúne a 260 niños y niñas agrupados en 12 equipos de todas las edades, no tiene dónde disputar sus partidos de Liga. El Ayuntamiento de Málaga, propietario de las instalaciones en las que se entrenan a diario, ya les ha informado, según relata el presidente del club, Mariano Cardoso a este periódico, que sólo pueden usar las pistas de lunes a viernes y que deben marcharse los fines de semana. O sea, que no pueden competir ni disputar sus partidos.

El club ha logrado encontrar pistas para la pasada semana y este fin de semana, pero a partir de la próxima, y con hasta seis partidos que disputará como local, se han quedado ya sin instalaciones. «Estamos desesperados, nos han echado de nuestra propia casa, no sabemos dónde vamos a poder jugar», explica el presidente.

El Club Málaga Norte trabaja a diario en el Centro Ciudadano María Zambrano, propiedad del Ayuntamiento de la ciudad. En sus pistas crece este club, que la pasada temporada logró dos subcampeonatos de Andalucía y un tercer puesto, y metió a varios equipos en campeonatos de España.

Un vecino próximo al recinto denunció en su día por exceso de ruido las actividades del club, como ha ocurrido con otros tres clubes de baloncesto en Málaga, tal y como se ha venido contando durante los últimos meses. «Sobrepasamos en 12 decibelios lo permitido. Era en un día de partidos, hubo mucha gente e hicieron la medición en ese momento», narra el mandatario.

«Ahora, la Junta de Distrito nos ha dicho que sólo podemos entrenar y nos impide competir. Así que los fines de semana, cuando hay partidos, ya no podemos utilizar las pistas del Centro Ciudadano», relata. En esas instalaciones públicas también realizan actividades otras entidades, como Scouts Andalucía, Aspaym, A. V. Nuevos Cipreses o Asppaceme. Es de todos los malagueños, pero la «crisis del ruido» afecta ya al Málaga Norte.

De nuevo el problema del ruido que generan los equipos malagueños, en este caso de balonmano, por realizar su labor, condena a los niños y niñas a no poder jugar. El club, como los demás afectados, adoptó medidas correctoras. Han recortado su horario hasta las 21.30 horas, y tratan siempre de molestar lo menos posible. El «castigo» del Ayuntamiento arrancó ya el pasado fin de semana y el club pudo derivar los partidos correspondientes al comienzo de Liga a la única pista del IES Martín Aldehuela, también en Ciudad Jardín, tras llegar a un acuerdo con la dirección del centro.

El problema es que los chicos y chicas no tienen acceso a vestuarios. Ni siquiera a unos lavabos. «Son unas condiciones tercermundistas. Quizá se puedan construir unas casetas o algo, pero no es desde luego la mejor situación», explica Mariano Cardoso. Y es que se trata en algunos casos, como recuerda el directivo, «de chicas que ya no son niñas, que tienen una edad y que tienen sus necesidades personales».

La situación es crítica para el club, puesto que esta jornada ya juega tres partidos. Ha recibido en las pistas de Ciudad Jardín, del Ayuntamiento, por un alquiler a precio módico, una pista para jugar los partidos este fin de semana. «Pero se nos ha explicado que es un tema excepcional, que aquello con el tema de los clubes de baloncesto está ya saturado, y que también arrancan los Juegos Municipales, por lo que sólo podremos contar con ella esta semana».

¿Y qué ocurrirá para la próxima jornada, con hasta seis encuentros como local? Pues, a día de hoy, el Club Málaga Norte estaría abocado a suspender sus partidos, según explica el mandatario. Otra víctima del «caso ruido», mientras el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía siguen mostrándose incapaces de solucionar el problema.