El balonmano malagueño confía en la palabra dada por la Junta de Andalucía, que ha dado el visto bueno al cambio de nombre del pabellón de la Ciudad Deportiva de Carranque para que pase a llamarse «José Luis Pérez Canca»José Luis Pérez Canca, pero pide máxima celeridad. Pepelu murió tras una larga enfermedad el 10 de septiembre de 2015 cuando sólo tenía 44 años. Durante este tiempo, la Junta se ha comprometido a cambiar el nombre de la instalación, donde el malagueño jugó sus mejores partidos con la camiseta del Puleva Maristas, pero ahora sus excompañeros y amigos piden que no se demore más en el tiempo. Y es que se había deslizado desde la institución la posibilidad de que el cambio de nombre se hiciera durante la celebración de la Copa de la Reina en Málaga, del 20 al 22 de abril.

La idea ahora de la Junta es aplazarlo, ya que va a realizar obras de mejora en la vetusta instalación y Carranque sólo acogerá encuentros de la Minicopa, y la intención es que la reinauguración de Carranque, ya con el nombre de Pepelu, se haga con un gran fasto y la presencia de las autoridades más importante del Gobierno andaluz.

Así lo comunicaron ayer en estas páginas tanto Cristóbal Fernández, consejero delegado de Turismo Andaluz, como el subdelegado del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo. Ambos garantizaron que Pepelu dará nombre a Carranque pero que aún requerirá algo de tiempo. Principalmente, porque la aprobación ha de entrar en acta del orden del día y ser corroborado por el consejo de administración de la empresa pública, que se celebrará a final de mes. Y está prevista una importante obra en la cubierta para evitar goteras y el cambio del parqué de CarranqueCarranque. Todo esto dilatará el proceso.

La Opinión se puso en contacto ayer con representantes del balonmano malagueño y amigos de Pepelu. El delegado de la Federación Andaluza de Balonmano en Málaga, Raúl Romero, pidió «que se salde la deuda lo antes posible». «Mantenemos una relación muy fluida con la Junta y le agradecemos que, desde el primer momento, aceptaran la petición. Pero nos gustaría que no se olvidase. El balonmano, sus amigos y la familia esperan que con celeridad se haga justicia. Debemos saldar la deuda lo antes posible».

Su entrenador en esta sensacional etapa, en ese «milagro» del balonmano llamado Puleva Maristas, fue Juanjo Fernández. El técnico fue muy claro: «Creo que es de justicia darle celeridad a la petición de que el Pabellón Nuevo de Carranque pase a llamarse «José Luis Pérez Canca», ya que Pepelu fue uno de los jugadores de balonmano más laureados de cuantos ha dado la cantera de Málaga. En este recinto jugó y triunfó. Por desgracia, falleció muy joven. Sería, de una forma, honrar la memoria de un deportista malagueño reconocido por su trayectoria deportiva, no en vano, militó 19 años en la liga Asobal y disputó 30 partidos con la selección española absoluta, que luchó de manera incansable por superar su enfermedad. Un ejemplo, sin duda, de deportista y por los valores que transmitía, pese al desenlace final».

De aquella generación irrepetible, Antonio Carlos Ortega es su máximo exponente. El entrenador del TSV Hannover-Burgdorf alemán tiene ya la mosca detrás de la oreja. «Yo creo que ya es hora de acabar con esto. Ha pasado más que tiempo suficiente para terminar con toda la burocracia. No entiendo esta tardanza. Hace un tiempo nos dijeron que ya estaba todo aprobado, pero seguimos a la espera», explicó desde Hannover.

Otro de sus amigos y excompañeros fue Quino Soler. El entrenador acaba de zanjar una brillante trayectoria como técnico en Asobal. Quino espera un impulso. «Su recuerdo siempre está presente para muchos pero necesitamos que las personas que pueden hacer ese recuerdo para siempre lo hagan bien y que sea lo antes posible. Hay que cambiar de nombre ya», pidió.

También solicitó mayor celeridad Ernesto Ruiz, que fue preparador físico de aquel Puleva Maristas. "Los que tuvimos la suerte de compartir con Pepelu la grandeza del deporte no podemos olvidar la magia que desprendía tanto en el aspecto técnico como en el humano. No sólo convirtió en espectáculo su manera de interpretar el balonmano, sino que con su conducta nos enseñó a todos que para ser un gran deportista se ha de cultivar la humildad y poner el talento al servicio de los demás. Se enfrentó a su enfermedad con coraje. Dicen que el coraje es la capacidad de seguir luchando aun sabiendo que todo está perdido. Y así fue: luchó hasta el final y siempre mantuvo la esperanza en curarse. Su recuerdo puede servir de inspiración a todas las nuevas generaciones de deportistas, como lo ha sido para todos nosotros", explicó Ernesto Ruiz.