A Duane da Rocha ha vuelto a sonreírle la vida. Tras un año en el que pensó en dejarlo todo, la malagueña ha vuelto a nadar. Y a ser feliz. Vuelve a tener su sonrisa perenne. A ser la Duane de siempre.

¿Cómo está Duane Rocha tras colgarse dos medallas de oro en el Nacional en Málaga?

Estoy muy contenta. No me esperaba para nada estar tan bien. Me he encontrado genial a pesar de llevar tan poco tiempo entrenando.

¿Qué ha sentido en este último año, Duane?

Me vine a Málaga un poco para recuperarme, sin pensar en la natación, para encontrarme a mí misma. Necesitaba encontrar mi sitio y sentirme mejor. Y tras unos meses descansando, en enero me puse mejor, hablé con Xavi Casademont para entrenar con él en Inacua y me puse a ello sin ninguna expectativa, para sentirme de nuevo nadadora. Y me he recuperado al cien por cien.

¿Qué le pasó para romper con su vida, los entrenamientos y dejar la natación y volver a casa?

Antes de los Juegos Olímpicos entré en un bucle muy feo, y yo le echaba la culpa a la presión. Después de los Juegos quería seguir nadando, y me costaba más y más. Y llegó el día en que no podía. La natación ya no me gustaba. Así que fui a médicos. Y me di cuenta de que el tema no era que no me gustase la natación. Tenía un problema psicológico, una depresión bastante grande. Tenía que reposar. Volví a casa, para sentirme más arropada, más estable. Regresé para volver a ver la luz, porque parece una tontería, pero me costaba un mundo y no tenía ningún propósito al levantarme por las mañanas.

¿Y qué ha sentido estos meses? ¿Dónde encontró los apoyos?

Con mis padres. Mi hermano, mis amigos. Y en Xavi (Casademont), que desde que llegué ha estado al lado mía, me ha ayudado para que la natación volviera a ser parte de mi vida. Ahora he vuelto a ser feliz nadando. Xavi ha confiado en mí. Podría haber esquivado este marrón, pero me ha ayudado mucho. Y mis padres han sido fundamentales. Y lo que también me ha servido mucho es Málaga. Volver.

Formaba parte del grupo de Casademont en el «Centro Especializado de Tecnificación» de Inacua, era la jefa de los «Pelochos», ganó el oro en el Europeo de Berlín en 2014 y decidió marcharse. ¿Se arrepiente?

No te tienes que arrepentir de nada. Me pareció la mejor opción. Quise dar un paso más en mi preparación, no porque mi preparación fuera aquí mala, no era cuestión de eso. Si no estar en un Centro de Alto Rendimiento, estar más centrada, sólo pensar en natación, no tener que hacer de comer, sino vivir sólo para la natación. De todo se aprende. No hay que arrepentirse en nada.

Arranca el Campeonato de España. Llega tras dos meses y medio de entrenamientos. ¿Cómo encaró la primera prueba del Nacional, los 50 espalda?

La verdad, vine a ciegas, a ver en qué estado de forma estaba. Llevaba poco entrenando, y el entreno es prioritario. Me encontraba bien, pero tenía esa incertidumbre, porque en los entrenos son diferentes a la competición y a veces tienes que notar y sentir las sensaciones. El 50 nadé súper bien, logré la segunda mejor marca de mi carrera.

Y llegó a la final de 100 metros.

No tenía ni idea de cómo iba a responder. El día anterior nadé 350 fuerte, que sin base. Machaca bastante el sistema nervioso, y al día siguiente no me había recuperado bien. Entré en la final como pude, asumí mi estado de forma. Y en la final me dije que tenía que ser valiente y aprovechar la oportunidad. Y gané.

Llega a la pared y levanta su brazo izquierdo: ¿qué mensaje lanza en ese brazo?

El de una satisfacción increíble. El año pasado me sentí bastante sola. Me dieron la espalda personas importantes en mi vida, y es como la celebración de un año súper difícil y el comienzo de algo bonito. Me quitaron la beca para estar en el CAR, pero yo es que en ese momento estaba enferma. Y no era algo físico, era una enfermedad psicológica, pero eso allí en el CAR es como un estigma. Si no estás lesionada por algo físico tienes que nadar y cumplir el plan.

¿Qué plan tiene ahora?

Quiero seguir con el plan de ahora. Seguir nadando, sin vivir ya de forma profesional. Vivir aquí, con la gente que me quiere y confía en mí. Pero la natación será ya como un hobbie. Ha sido un recorrido largo. Empecé muy joven. Yo he tenido este parón, pero a muchas personas les ha pasado pasar por un episodio de depresión. Yo no lo relaciono con la natación.

¿Y fuera del mundo de la piscina? ¿Qué va a hacer?

Yo quiero seguir dentro de la natación. Voy a hacer un campus en Cantabria este verano y me gustaría hacer clínics, transmitir mi experiencia. Me han ofrecido ser monitora, no lo descarto. Estoy colaborando con una marca de bañadores «Jaked», llevo redes y soy responsable de la marca en Andalucía. Y quiero prepararme para ser azafata de vuelo. Tengo una amiga que lo es. Me ha hablado muy bien y se me puede dar bien.