El boya malagueño Rafael Fernández, que desde hace seis temporadas milita en el Canoe madrileño de la máxima categoría del waterpolo nacional, ha hecho historia durante esta campaña al obtener hasta en cinco jornadas el título de MVP. Aunque no existía hasta ahora tal distinción, ningún otro jugador de la Liga española ha logrado alcanzarla en tantas ocasiones. Como curiosidad, la logró en la primera jornada, de manera que inscribió su nombre en la Federación como el primer jugador más valioso de la competición, y repitió en la última jornada antes de la disputa de las eliminatorias por el título.

«Es un orgullo alcanzar estos reconocimientos a título personal, aunque el nuestro sea un deporte colectivo. Ya fue un motivo de satisfacción, un sueño, poder alcanzar la máxima categoría de este deporte, lo que ocurrió después de venirme a Madrid con 17 años, a raíz de que destaqué como júnior y llegué a ser el capitán de la selección española», argumenta. Pero en el camino alcanzó una segunda meta personal, obtener un puesto en la selección nacional.

Dicho reto lo vio superado nada más ser convocado para disputar toda la Liga Mundial con España hace ahora dos años. «Estoy muy contento de aquello. Fue todo un año y la experiencia fue maravillosa». Pese a todos estos éxitos, Rafael es consciente de que la carrera de un deportista en una disciplina minoritaria no garantiza su futuro. «Ejerzo de fisioterapeuta aquí en Madrid y es una realidad, no puedes vivir únicamente de un deporte como el waterpolo», lamenta.

A sus 24 años de edad, su trayectoria como defensor boya, el puesto más visible de su deporte, aún podría depararle el sueño de alcanzar unos Juegos Olímpicos, si bien es cierto que en general suele ser más complicado afianzarse en la selección española «jugando en un equipo madrileño».

Relata que los clubes catalanes tienen de momento mejores infraestructuras y un mayor potencial competitivo, lo que allana el camino hacia el combinado nacional. Fernández ha sido, no obstante, el primer jugador con cinco reconocimientos como MVP de la jornada. Seguro que estos datos no escapan a los responsables técnicos de la Federación Española de Natación.

Sus inicios fueron meteóricos. Al tiempo que estudiaba segundo de Bachillerato le surgió la posibilidad de desplazarse a la capital de España como consecuencia de su excepcional nivel en el Waterpolo Málaga. Una vez en el Canoe combinó su primer año de juvenil con distintas convocatorias con el primer equipo. Actualmente es uno de los nombres propios de la Liga española y no le faltan novias en equipos foráneos. «Directamente no te llaman, pero a través de amigos sabes que te siguen en clubes de Alemania y hasta de Australia. Pero de momento trabajo en Madrid y no me planteo cambiar de ciudad», aclara.

Sí que recalaría en otro equipo, quizás en sus últimos años como jugador en la elite nacional, si regresara a Málaga. «En mi club de origen, el que me formó y al que estaré siempre agradecido por darme la oportunidad de ser lo que soy, se están haciendo las cosas muy bien. Creo que en dos o tres años podrían estar en la misma categoría que nosotros, la máxima nacional De momento ya están en Primera y van camino de poder asentarse», finaliza.

Expresa, asimismo, que en Málaga se realiza actualmente un importante trabajo con la cantera y prueba de ello es el rendimiento «que está obteniendo en los campeonatos de España en categorías inferiores».

«Los entrenadores lo están haciendo muy bien y cada vez se conoce más el Waterpolo Málaga como entidad. Es un motivo de orgullo añadido para todos los malagueños. Vamos por buen camino», indica. En este punto, la falta de infraestructuras ha condicionado hasta ahora a Andalucía. «Respecto a otras comunidades como Cataluña o Madrid estábamos en una clara desventaja. Pero poco a poco se va acortando la distancia. Al ser un deporte que no se practica en el medio en el que solemos movernos, no es fácil crecer si no tienes buenas instalaciones».