Huele a ´play off´. Huele a emoción. Huele a duelos al sol sin margen de error. Huele ya a partidos de todo o nada en 40 minutos. Y es que el final de la Liga Regular en la ACB asoma en el horizonte y cada partido es ya como la clase ésa que das en la autoescuela el día antes de examinarte del carné de conducir. Tú callejeas y callejeas por toda la ciudad, con tu profe al lado, pero pensando sólo en salir triunfante al día siguiente cuando el examinador –un tío por lo general muy serio, con gafas y cara de perdonarte la vida– se siente en el asiento trasero de tu coche y te diga eso de: "Arranque, por favor".

El Unicaja está precisamente ahora en esa fase de tensa espera previa a las emociones fuertes que les/nos conquistarán en diez días, cuando se alce el telón de la lucha final por el título. Mientras llega ese momento hay que seguir jugando los últimos coletazos de la Fase Regular. Ayer, en la penúltima fecha del calendario liguero, tocaba visita a Granada. Y hay buenas noticias. El equipo dio la talla. Ganó y convenció.

La victoria a la sombra de la grandiosa Alhambra sirve para aumentar la buena racha de resultados del pasado más reciente, para aumentar la autoestima y para engordar un poquito más el ego de un equipo que llegará a la última jornada del próximo domingo, frente al Caja Laboral, como quinto o sexto de la Liga. Depende de lo que pase esta tarde en el Nou Congost de Manresa. Si los catalanes tumban al Cajasol, el quinto puesto será una realidad esta noche. Si ganan los de Joan Plaza, todo seguirá igual que hasta ahora: ellos aguantarán a la estela de los cuatro ´grandes´ y los de Aíto se mantendrán justo por detrás del equipo sevillano.

Al menos los de Los Guindos lo están intentando. Ganar a domicilio en la ACB nunca es fácil por mucho que en este caso el rival, ya sin opciones matemáticas de jugar el ´play off´, no tuviera ayer ningún aliciente en juego para correr o sudar más de la cuenta. El único premio para el ´Cebé´ era brindarle a su grada un final feliz de Liga. Ganar el derbi regional al vecino rico, al equipo de Euroliga, al trasatlántico verde venido a menos este año, eso sí, después de un inicio liguero del que ya es mejor ni acordarse.

Triunfo sin sobresaltos. El caso es que el Unicaja, con el cupo de regalos agotados para esta Liga Regular, no dio ni opción a su rival. Tuvo que esperar al último cuarto para respirar tranquilo, pero dio la sensación de jugar con el freno de mano echado y siempre administrando el ´tempo´ del partido a su antojo. Dio la sensación de que quería ganar, pero sin excesos. La imagen de superioridad, desde luego, no apareció casi nunca en el marcador. Si acaso con el 62-73 o el 66-78 del esprint final del partido.

Dicho esto, no obstante, está prohibida la euforia. Una cosa es ganarle al Granada, al Estudiantes, al Gran Canaria o en la pista del DKV. Y otra muy distinta, superar un ´play off´ con desventaja de campo en Valencia, Vitoria o Madrid. El Unicaja ha demostrado que llega en buena dinámica a la hora de la verdad de la temporada. Pero eso no será garantía de éxito cuando al otro lado de la pista esté el Power Electronics, el Caja Laboral o el Real Madrid. Está bien ir con ilusión, pero no sería bueno perder el sentido común. Ése que nos anuncia que pasar a semifinales de esta Liga sería un milagro sea quien sea el enemigo del primer cruce por el título liguero.

Además de la conquista deportiva de Granada, la otra gran noticia que nos dejó el partido de ayer fue el desplazamiento de casi medio millar de miembros de la ´marea verde´ a la capital nazarí. El divorcio equipo-grada ha desaparecido. Y ésa es una gran noticia. Ayer hubo más viajeros que nunca acompañando al equipo en esta Liga. Incluso eran muchos más que los que se acercaban a Granada en temporadas pasadas. Algo está cambiando. Es evidente. El equipo ayuda a la grada con su juego y la grada ayuda al equipo con su ánimo. Me da igual si fue antes la gallina o el huevo. El caso es que el ´mal rollito´ ha desaparecido y eso, a un pasito de arrancar el ´play off´, alienta el optimismo general.