Era mi tercer año en el Caja San Fernando, temporada 00-01. La temporada anterior habíamos jugado la Liga Europea hasta los octavos de final, quedamos entre los tres primeros de la Fase Regular de la ACB cayendo en cuartos de final frente a un pujante Tau en una polémica eliminatoria –pero ésa es otra historia–, y llegamos a semifinales de la Copa del Rey.

Viniendo de la otra temporada donde habíamos jugado las finales de Liga y Copa, pues la verdad, siendo un equipo de nivel medio como era aquel, el comportamiento del grupo fue fantástico. Todo aquello lo compartía con mi presencia en la selección española. Agotador. André Turner, uno de los mejores bases que han pasado por el baloncesto español, bastión clave en esos logros, empezaba a vivir su paulatino rendimiento descendente. Nada anormal, era una cuestión biológica. Era un jugador que dominaba la competición, sobre todo, cuando se jugaba de sábado a sábado, y acusó física y psíquicamente el desgaste que supone compartir ambas competiciones.

Se me presentaba la tesitura de qué hacer con él para esa tercera temporada. ¿Renovarlo después de sus excelentes temporadas siendo consciente que su rendimiento posterior iría decreciendo?, ¿darle un abrazo y agradecerle los servicios prestados, indicándole la puerta de salida?... ¿Qué hacer? Unicaja se encuentra en ese punto, ¿qué hacer con las renovaciones de Carlos Jiménez y Jorge Garbajosa? Ambos, dos ejemplos de profesionales que ya están grabados con letras de oro en la historia del baloncesto español. ¿Qué decisión tomas? Delicada situación. Sin duda, son dos jugadores queridos por la afición, y respetados por el vestuario y la competición. ¿Cómo capitalizar ese patrimonio en beneficio del club y del equipo? Hay que saberlo hacer.

No hay que ser hipócrita para saber que el deporte de alta competición tiene un componente de negocio. Tú rindes, yo te pago. Si no rindes, sales del equipo. Si tu rendimiento es de máximo nivel exijo las mejores condiciones, si mi rendimiento decrece debo ajustarme a mis prestaciones. Pero también hay una parte de sentimientos, de valores. No puedes construir un equipo sólo basado en estadísticas. No reflejan el alma de un proyecto. Sólo es un complemento e instrumento de trabajo. Un equipo es algo más, necesita de referentes que marquen una idea de trabajo. Una actitud, una mentalidad. Los equipos en su mayoría están muy faltos de referencias de verdad. Jiménez y Garbajosa son de esta clase de jugadores que hacen mejores a sus compañeros. He tenido la suerte de tenerlos en la selección, y lo puedo afirmar con conocimiento de causa. Otra cuestión es su rendimiento deportivo en estos momentos y su rol dentro del equipo, donde pretenden apurar sus últimos sorbos de competición, y su relación con las condiciones económicas que se ajusten a esta etapa.

Lo que sí es claro es que esa reflexión del club sobre estas renovaciones no se deberían haber convertido en un debate público. Eso se llama tener sensibilidad, un valor en peligro de extinción. Son dos jugadores que por sus trayectorias, en especial con Unicaja, no lo merecen. Uno se sienta con ellos y hablan de todas estas cosas, y después se toma la decisión: «Queremos que sigáis si os adaptáis a nuevas condiciones económicas que están lejos de cuando vuestros rendimientos eran máximos, pero os consideramos fundamentales para alimentar una mentalidad que pretendemos sea ganadora, y de protección a los nuevos, sobre todo si son jóvenes, que se vayan incorporando. ¿Lo quieres así?, ¿sí? Entonces firmad». Saberlo transmitir. .

Debatirlo en los medios para después decidir indica que prevaleció lo mercantil sobre los sentimientos. Decisión que acarrea alejamiento. Es lo que tienen las entidades financieras, que saben tratar los euros, y no siempre, a la vista de esta crisis económica, pero en el tratamiento a las personas, por muy profesionales que sean, dejan mucho que desear. Por cierto, yo renové a Turner.

Cesare Scariolo y NovasoftGenerosidad

Las Fundaciones Cesare Scariolo y Novasoft unieron sus esfuerzos para organizar una inolvidable tarde de baloncesto en Novaschool Añoreta, donde se mezclaron la solidaridad, la convivencia entre mayores y niños, la nostalgia de ver a jugadores emblemáticos del baloncesto español, sobre todo malagueño, y la satisfacción que supone colaborar entre todos por causas justas. Una causa que la Fundación Cesare Scariolo viene tratando con mimo es la ayuda a niños con problemas oncológicos. Visité en dos ocasiones la planta de niños oncológicos del Hospital Materno de Málaga, y no pude seguir. Me superó. Mi admiración por esa labor que desempeñan, y a Novasoft por acompañarlos.

Se busca entrenador

Madrid, eliminado

Noche de cuchillos largos tras la eliminación del Madrid en Bilbao. Una más. No tienen remedio. Se abre de nuevo la veda en la búsqueda del entrenador. Otra más. Ahora no saben si buscar un Mourinho del baloncesto –lo tuvieron con Messina y salió corriendo–, o un español que todavía no haya sido triturado por el banquillo madridista –quedan pocos–. Siguen sin darse cuenta que el problema no está exclusivamente en el banquillo. O tal vez no quieran enterarse. Entre el equipo y la directiva deben tener una pieza clave que sea respetada por el equipo al completo, y escuchada con atención por la directiva. Una persona que marque un criterio de club, y que arrope con su fuerza al equipo en todos los momentos.

¿Mi vuelta a entrenar?

Ilusión

En la noche del jueves recibí una llamada telefónica. Me hacían una propuesta para entrenar. Confieso que me sorprendió en primer lugar, y que luego me ilusionó. Agradecí que pensaran en mí y que se plantearan contar conmigo en un reto altamente atractivo y complejo. Desconozco si finalmente el desenlace será el deseado. Son momentos de negociación. Si no surgiera el reto me quedará la satisfacción de la propuesta, pero si al final se llega a un acuerdo, me dará la fuerza y la motivación necesaria para emprender de nuevo una lucha más de tantas que he tenido desde un banquillo. No puedo decir más. Estaremos expectantes.