No perdió el Unicaja el partido en Fuenlabrada por la última jugada del choque. Lo hizo por su mala lectura de juego, tanto en el banquillo como en la pista. Por permitir a Lubos Barton emular al mejor Drazen Petrovic desde la línea de 6,75 metros. Por no sacar provecho de la tremenda superioridad en el juego interior. Por una pésima defensa ante un equipo en cuadro. Por malas decisiones en ataque. Por parecerse al Unicaja de hace un año. Pensemos que sólo fue un borrón en un equipo que ha cumplido ya con holgura sus objetivos de estar en la Copa –tras dos años de ausencia– y en el Top 16. Y ese bagaje es el que cuenta. El mejor escribano echa un borrón y el Unicaja hizo todo lo que pudo para perder el sábado en Fuenlabrada.

Claro que el equipo verde tuvo una última jugada para forzar la prórroga. A menos de seis segundos, Fitch trasladó el balón a pista rival (80-78), lo pasó a Valters y éste penetró asistiendo a Rowland, que fue a hundir el balón en el aro del Fuenlabrada a un segundo del bocinazo. A partir de ahí, el caos.

El trío arbitral no vio nada punible. Rowland, en su intento por machacar, se topó con la defensa de Vega y Barton. ¿Hubo falta? ¿Y si la hubo, estaba en acción de tiro, ya que el balón salió despedido? La reglamentación define así la acción de tiro: «Comienza cuando el jugador inicia el movimiento continuo que normalmente precede al lanzamiento del balón y, a juicio del árbitro, ha comenzado un intento de encestar lanzando, palmeando o hundiendo el balón hacia la canasta de los oponentes». Parece, según la regla, que sí, que ya Rowland ya ejecutaba el tiro.

¿Falta? La de Barton, según las imágenes, parece bastante clara y evidente. El checo se apoya con su brazo en la espalda de Rowland, desequilibrándole, mientras el balón salía despedido hacia el banquillo local. ¿Con la suficiente fuerza? Es algo que deben medir los árbitros –el trío Juan Carlos Mitjana (con sus kilos de más), Óscar Perea y Luis Miguel Castillo–.

Luego existe otro matiz, más interpretativo. Desde que el base cajista está en el aire tratando de machacar el aro rival, el pívot Javi Vega se agarra de la red, que es una parte de la canasta y que, según la normativa, no puede ser tocada mientras hay acción de tiro.

La norma dice, en el punto 31, apartado 2.4, referente a «Se produce una interferencia cuando», en su primer punto: «Después de un tiro de campo o el último o único tiro libre, un jugador toca la canasta o el tablero mientras el balón está en contacto con el aro».

La canasta se define, en el artículo 3, concerniente a equipamiento, como: «Canastas, compuestas por aros (abatibles) y redes». Por lo tanto, la red es parte de la canasta. Es muy complejo situar el balón en el aro –el propio artilugio o la red– mientras que Vega y Barton se agarraron a ella. Pero viendo la repetición repetida una docena de veces, también a cámara lenta, se puede intuir que durante alguna décima de segundo, mientras Rowland trata de machacar y el balón sale escupido, el esférico llega a rozar o da en la red al mismo tiempo que los dos rivales la están agarrando.

El club, de cualquier forma, no presentará protesta alguna.