Son como el turrón por Navidad. Sabes que pueden tardar más o menos, pero regresan. Y ya están aquí. Han bastado tres semanas malas del Unicaja para que los agoreros apocalípticos salgan de su madriguera cual alimañas y carguen contra todo lo que se mueve en Los Guindos. Lo más curioso es que la mayoría no ha pisado el Carpena en lo que va de temporada, pero ellos se creen en posesión de la verdad absoluta y lideran la teoría del «ya te lo decía yo», auténtico leit motiv de su filosofía de vida.

Y el caso es que si tiráramos de archivo, veríamos que son prácticamente los mismos que aplaudían hace unas semanas el día a día de los verdes, que alababan el buen trabajo en los despachos de Manolo Rubia, la gran dirección de equipo de Chus Mateo, la implicación de los jugadores o la paz social instaurada desde la llegada de Eduardo García a la poltrona.

Pero seis derrotas después, todo ha cambiado para ellos. Ahora resulta que Manolo ha fichado mal, el entrenador no vale para dirigir este proyecto, la plantilla está descompensada, Berni está acabado (esto lo dicen los mismos que el día de Bamberg aplaudían a rabiar su canasta sobre la bocina y se santiguaban por la suerte de tener un jugador tan inteligente en la plantilla), Garbajosa está mayor (después de ser los últimos dos meses un jugador determinante por las lesiones de sus compañeros)... y «bla bla bla». Les falta criticar que Payne es muy rubio, Zoric tiene la piel muy blanca y Sinanovic es demasiado alto...

Pero ahora es cuestión de esperar. Un par de victorias les volverá a meter la cabeza bajo la tierra. El día después de ganarle al Banca Cívica en la Copa callarán y no quiero ni pensar lo que dirán si ese sábado el equipo se mete en la final copera. Tiempo al tiempo.