Tras sopesar todos los pros y los contras, los actuales momentos de forma, la composición de los cupos y darle mil vueltas a cada arista de la situación, el Unicaja ha decidido darle un voto de confianza a Gerald Fitch, que seguirá inscrito en la Liga ACB y disputará con la camiseta verde la Copa del Rey. El que iba a ser su recambio, Mark Payne, va a ser sometido a un nuevo tratamiento médico y físico. El jugador no se ha recuperado totalmente de su problema en el pie derecho, una hiperextensión del ligamento del dedo «gordo», y va a parar al menos una semana.

En este tiempo, Payne se recuperará de sus problemas con largas sesiones con los fisioterapeutas y se pondrá a punto para volver a competir cuando el cuerpo técnico lo crea necesario. Quizá para la Copa. Dependerá de su evolución, del rendimiento de Fitch, de su futuro pasaporte cotonu y del mercado.

En apenas 24 horas se ha producido un cambio de opinión dentro del club. Chus Mateo, junto a sus ayudantes, Paco Aurioles y Ángel Sánchez Cañete, y en consenso con la dirección deportiva, encabezada por Manolo Rubia, habían acordado «cortar» temporalmente a Fitch, tanto para el choque de mañana sábado en Valladolid como para la disputa de la Copa del Rey de Barcelona, la próxima semana. El bajísimo rendimiento del escolta americano colmó la paciencia de todos en el Unicaja. Y es que en los tres últimos partidos antes de jugar en Siena, Fitch había sido una rémora para los intereses cajistas. En esos choques –Obradoiro, Siena y Gran Canaria–, el jugador anotó 3,6 puntos de media y 0 de valoración, con porcentajes ridículos: 4/8 en tiros de dos y 1/10 en triples.

Justo cuando el equipo más le necesitaba, Fitch había dado un paso atrás. Payne ya había superado sus molestias en el pie, por lo que se pensó en hacer un cambio de cromos y volver a dar de alta al rubio jugador de Lubbock por el «morenito» de Columbus. La idea era ejecutar el cambio hoy mismo y, además, no realizar movimiento alguno para la Copa.

Sin embargo, el análisis que hizo el club en los últimos días más todas las decisiones ya adoptadas han saltado por los aires en las últimas horas. Payne no se ha recuperado totalmente de su problema en el dedo. Chus Mateo ensayó con él en Siena, dándole la titularidad. Pero el jugador demostró que no está fino. La recaída de su lesión más las semanas que acumula de inactividad han mermado tremendamente su potencial. Payne no es a día de hoy el chico que deslumbró con su excelente rendimiento en Sevilla o frente al DKV Joventut. Ayer, todavía en Siena, se subía cojeando al autobús. Y en el Aeropuerto de Fiumicino, en Roma, los dolores no cedían. «El pie me duele mucho y no me permite jugar al nivel que quiero», admitía todavía en el hotel NH Excelsior de Siena el jugador a La Opinión.

Cuando se tomó la decisión días atrás de permutar a Fitch por Payne, los responsables cajistas albergaban una única duda. El equipo necesita, ahora más que nunca, lanzamiento exterior. Las defensas rivales son conscientes de la crisis en el tiro de tres por el que atraviesa el Unicaja. Y una y otra vez, los exteriores se cierran sobre Joel Freeland y Luka Zoric, impidiéndoles maniobrar con normalidad, merced a los continuos dos contra uno que sufren.

Y este grave problema no iba a solucionarse con Payne. Entre las muchas cualidades de su juego no brilla el lanzamiento lejano. Sí puede tirar con acierto a cinco metros, pero sus porcentajes desde el arco de 6,75 metros no son maravillosos. Payne pude pasar, leer el juego, defender , postear e incluso dirigir como un base puro, con más habilidad que Valters o Rowland, los dos «uno» del Unicaja, pero el tiro no es su fuerte. De ahí que incluso el Unicaja pensara hasta acudir el mercado para encontrar ese ansiado tirador que rompiera la mala dinámica del equipo. Durante los últimos días al director deportivo del equipo le han llegado media docena de ofrecimientos de jugadores americanos que militan en equipos europeos y que podrían llegar sin abonar traspaso alguno. Únicamente, costeando su ficha hasta final de temporada.

Y sí que en la entidad han sopesado esa tesitura, la de acudir el mercado para buscar oxígeno desde el perímetro. Pero hay dos problemas. El principal es el dinero. El presupuesto para el presente curso está completamente agotado. Los abonos de las rescisiones de contrato de Terrell McIntyre, Saúl Blanco o Paulao Prestes, más las cesiones de Rafa Freire o Miki Servera asumiendo parte del costo, unido a la bajada presupuestaria, han vaciado la caja fuerte de Los Guindos.

Y en éstas ha aparecido de nuevo «G» Fitch. Al americano se le había planteado poco menos que un ultimátum. Sabía bien cuando viajó a Siena que estaba poco menos que sentenciado debido a su alarmante bajo rendimiento. Pero parece que le va la marcha. Frente al Montepaschi recuperó su mejor versión. Estuvo muy metido en el partido, no cometió errores, tuvo buenos porcentajes, hizo bien su trabajo en defensa y ayudando al rebote. Demostró que no se le ha olvidado jugar al básket. Y hacerlo a un gran nivel, el mismo que exhibió en toda la campaña pasada. Firmó 15 puntos, 3 rebotes, 2 robos, 8 faltas recibidas y se fue a 21 de valoración. El Unicaja al completo hizo 72. Así que Fitch hizo una cuarta parte del cómputo global de valoración.

Todos estos elementos metidos en una coctelera han hecho que se apueste por dar continuidad a lo que hay. Fitch comenzó mal el curso, pero la dinámica ganadora del Unicaja le hizo volver al redil. Él solito se salió de nuevo de las pautas marcadas, pero esta vez en plena crisis malagueña, con siete derrotas consecutivas. Y él debe ser el que lidere al equipo, como ha hecho en tantos partidos. Además, su pasaporte comunitario está al llegar, por lo que se le dará otro voto de confianza. Hasta la Copa, y salvo que aparezca un mirlo blanco en el mercado, tiene su continuidad garantizada.

Obtendrá de inmediato un pasaporte cotonou. Gerald Fitch está a punto de obtener un pasaporte de origen cotonou, según supo ayer La Opinión, por lo que una vez que lo logre podrá actuar como jugador comunitario en la Liga Endesa y liberará una de las tres plazas actuales destinadas para jugadores extracomunitarios que tiene el equipo, cuando sólo puede haber dos inscritos en la ACB.

Aunque se había hablado de un pasaporte europeo –en concreto de Albania–, lo cierto es que todo apunta ahora a que Fitch obtendrá un pasaporte cotonou. Este grupo de países, en su mayoría africanos, pero también del Caribe y del Pacífico, tienen acuerdos con la Unión Europea, por lo que a la hora del actual marco de contratación, el estadounidense Fitch será un jugador comunitario.