Fue la propia plantilla la que, en un acto que le honra, lanzó anoche bengalas de socorro y un mensaje de S.O.S. para el que quiera verlo. En el palco o en el banquillo. Este equipo está clínicamente muerto. Los salvajes desmelenados del primer tercio de temporada son ahora dulces corderitos que corren hacia el matadero. El equipo ni está ni se le espera. Y urge que se inicie, de urgencia, la toma de decisiones. Con rapidez y premura. No hay más tiempo que perder. Diez derrotas en los once últimos partidos son termómetro suficiente ya para cortar por lo sano. De lo contrario peligra el play off. Más la renovación de la Licencia A de la Euroliga. Y, peor aún, la paz social que había regresado al Martín Carpena en el último año de la mano de un Chus Mateo al que la situación parece ahora habérsele escapado de las manos. El Unicaja está fuera de control. O se adoptan medidas o el barco se hunde. Glu, glu, glu...

Desconozco si Krunoslav Simon es la solución momentánea a los males cajistas. Yo sigo pensando que se necesita un base y un tirador. Y Simon no es ni lo uno ni lo otro, pero maneja bien el juego, lo lee a la perfección y tiene un tiro lo suficientemente aceptable. Y, al precio al que vendría, podría ayudar en estos momentos. Visto los recursos que hay puede que sea la mejor solución. A mí me «pone» Drew Nicholas. Que está en mercado. Pero para ese viaje no hay alforjas tan repletas. Lo del base... A ver Payne.

Hablo de soluciones externas. Dentro del equipo, el único que varió el rumbo ayer fue Jorge Garbajosa, y se marchó con una rotura de fibras en el gemelo de la pierna izquierda a 6:18 minutos del final. Zoric, al comienzo, y Freeland, después, no fueron suficiente. En la zona hay madera. El vacío, como todos sabemos, está por fuera.

Rowland no está cualificado para dirigir su comunidad de vecinos, mucho menos a un equipo de verdad. Puede que en Italia o con los amigos de Bulgaria brille. Aquí seguimos esperándole, más allá de que físicamente es un portento y un sensacional complemento para un base director de juego. Pero Valters tampoco es un base. Y hace un mes que perdió el tiro. Y con él, la confianza. Cuando era un atrevido lo disimulaba. Ahora que está sin chispa sólo puede competir con San Miguel y bases de ese perfil.

Berni, desgraciadamente, ya no es el Berni capaz de levantar al Unicaja. Con cada vez menos físico, dos tobillos operados y poca agresividad en ataque, Berni debe reinventarse. El problema es que en junio cumplirá los 32, una edad complicada para hacerlo, aunque tenga una cabeza privilegiada. Y me parece que Álex Abrines, el benjamín y su relevo en el Unicaja, no es el más indicado para «comerse este marrón». Al chico no se le dio mucha bola cuando iba todo rodado. Ahora parece despiadado darle 19:26 minutos: el partido que más ha jugado desde que debutó. Y todo, recién salido del hospital.

Fitch, americano, albanés, cotonou o gibraltareño, ya tiene la cruz echada. Su 28% en triples esta temporada es un calvario. Va y viene, como el Guadiana. Ayer tocó venir. Y pronto le tocará salir. Del Unicaja. No aporta soluciones ya y retiene demasiado el balón, dejando los ataques sin circulación. A Darden todo esto le supera, le viene grande. Cuando ha ido sobre raíles, perfecto. Pero le falta el talento y el carácter para asumir otro rol. Es un gran complemento, como Peric –ayer actuó de «cuatro» el croata–, pero esta situación le tiene retratado. Y más tras su grave lesión en la mano.

Es la radiografía de un equipo que jugando mal ganaba por 13 puntos (27-14) a 3:11 del descanso, gracias a la fuerza y el espíritu de Zoric. Y que un ratito después palmaba 46-51, comenzando el último cuarto. Ese parcial de 19-37 no hubo Dios que lo soportara. Freeland superó la gripe y Garbajosa, como El Cid, batalló sin rodilla, pero el gemelo dijo basta. Y apareció De Colo. De largo, el tipo con más clase ayer sobre el Carpena. Cogió la bola, abusó con su soberbia dirección, tiró de tres y mató a un Unicaja perdido, sumido en una crisis viperina de la que cada día es más difícil salir.