En tan sólo 24 horas, Álex Abrines pasó de estar encamado en el Hospital Clínico, con hora ya reservada en el quirófano para ser intervenido por una apendicitis, a estar jugando un partido de baloncesto en la Liga Endesa con el Unicaja en el Martín Carpena. Un buen guión para una película pero que fue tan real como la vida misma y que ha vivido en primera persona el joven alero del equipo malagueño este fin de semana. Unos días que son ya inolvidables para la gran perla de la cantera de Los Guindos .

La historia comenzó tras el entrenamiento del Unicaja el sábado por la mañana. Al finalizar la sesión, el mallorquín comenzó a sentir un dolor muy fuerte en la barriga, en la zona del abdomen. Y lo puso en conocimiento de los galenos del Unicaja. Desde un comienzo, por el sitio del que se trabaja, los síntomas y el tipo de dolor, se sospechó que podía ser una inflamación de la apéndice. No se quiso correr ningún riesgo y el jugador fue trasladado al Clínico para que se le practicaran todas las pruebas necesarias.

Los primeros análisis hicieron pensar que era apendicitis, aunque para confirmarlo era necesario hacer nuevas pruebas. En el club confirmaron ayer que a cualquier persona con sus síntomas se le hubiera operado de apendicitis, pero Abrines es un jugador profesional y esta dolencia y el hecho de pasar por el quirófano le iban a apartar del parqué entre un mes y un mes y medio. Así que se decidió que Abrines se sometiera a esos reconocimientos durante la tarde del sábado. A esa hora ya tenía reservado un quirófano, justo a las 21.00 horas.

De hecho, el departamento de comunicación del club envió a los periodistas que cubren la información del Unicaja la siguiente nota: «Abrines se entrenó, pero después tuvo dolor abdominal y ante la sospecha de apendicitis hemos hecho más pruebas en el Hospital Clínico y tiene finalmente que operarse ahora». El mensaje está fechado a las 18.03 horas. Evidentemente, todo hacía presagiar que el chico iba a ser operado.

Las horas pasaron y el dolor, en vez de aumentar, fue remitiendo. Las pruebas seguían sin llegar, pero el hecho de que Abrines estuviera mucho mejor daba a entender que el diagnóstico inicial de apendicitis podía estar equivocado. Así que se decidió esperar, a ver cómo transcurría la noche. Ante el menor empeoramiento se le practicaría la intervención, antes de que pudiera derivar en una peligrosa peritonitis.

Así, desde el club se volvió a informar de este cambio y de la posibilidad de que no fuera apendicitis. Eso ocurrió pasadas las 21 horas, cuando a través de páginas webs y redes sociales ya se había transmitido la dolencia de Abrines y que ya había incluso pasado por el quirófano.

Pasó buena noche. El alero pasó buena noche y los dolores no continuaron. Por la mañana, ya con las pruebas en la mano, los médicos diagnosticaron finalmente una adenitis mesentérica, una inflamación de los ganglios. Se le dio el alta médica y el chico lo celebró a través de su cuenta de Twitter, después del almuerzo: «Gracias a todos por el apoyo, al final decidieron no operarme. Ya estoy fuera del hospital y esta tarde -por ayer- estaré con el @unicajaCB».

Lo que no se pensaba es que Chus Mateo, tras el día tan ajetreado que pasó su pupilo, iba a contar con él. Y mucho menos que Abrines iba a diputar casi 20 minutos. Y es que el insular jamás había jugado tantos minutos con la camiseta del Unicaja. Y es que su promedio no llega ni a los siete minutos, con una media de 0,5 puntos y 0,9 rebotes, con valoración negativa de -0,4.

En el encuentro de ayer, el chico disputó 19:26 minutos, sin puntos y con cinco rechaces. Se marchó a casa muy triste, como el resto del equipo, pero con la tremenda alegría de haber eludido el quirófano. Algo a lo que, sólo 24 horas antes, estaba condenado.

Mateo habla sobre Abrines: «Necesita jugar». Abrines disputó ayer su partido con más minutos, justo en uno de los días más locos de su vida. Mateo defendió ayer su presencia en pista: «Parecía que iba directo al quirófano, le hicieron unas pruebas más y al final no ha hecho falta operarlo. Fue una falsa alarma de apendicitis. Cada día demuestra que es un jugador de gran nivel, joven pero muy bueno. Tenemos un producto propio que va a necesitar jugar y rendir para el futuro, puede hacerlo ahora. Nos ayuda muchísimo. Es un tío inteligente y a mí me gusta».