Este fin de semana, nuestro deporte ha vivido la disputa del All Star de la NBA en Orlando. La fiesta de la mejor Liga del mundo es una gran ocasión para ser más conocido, subir el estatus de cada uno y tener mayor predicamento en aquel lado. Viendo algunos concursos, más que glamour, la edición de este año ha parecido más bien un botellón con mucho niñato suelto. Sobre todo si se tiene en cuenta la ausencia de veteranos a los que parece que ya les están enseñando el retiro o la puerta de salida. En esta edición, dos son los nombres más sonoros que no han ido a Florida para jugar por primera vez en muchos años: Kevin Garnett y Tim Duncan.

La ausencia de esos dos figurones de la Liga es la constatación de la pérdida de protagonismo en la primera línea, algo que es incuestionable y normal con el paso del tiempo. Tal vez como la situación que se vive en Málaga con Jorge Garbajosa y Bernardo Rodríguez, los dos veteranos del equipo, con un peso específico dentro del grupo muy alto, y en una escuadra con un rendimiento en clara trayectoria descendente, la aportación de ellos es más que discutible.

Tal vez la actuación de ambos pueda ser la constatación real del nivel en el que se haya el equipo. La posibilidad de afrontar según cuales contiendas y lo imprescindible de los cambios. La racha negativa que se alarga en el tiempo sin tener un fin cercano ni adivinable trae a la mente la pregunta aquella de cuántos jugadores son aprovechables de esta plantilla. Y, como un bucle interminable, trae también la pregunta sobre el papel de los veteranos en el plantel. Cuando acabó la temporada pasada, hablé de la necesidad de mantener uno de los tres veteranos (Rodríguez, Jiménez y Garbajosa) en plantilla, sobre todo por la labor de enlace entre entrenador y resto de jugadores. Se optó por dar salida sólo al estudiantil, pero la sucesión de los acontecimientos están poniendo bajo los focos la actuación de todos. No peco de ventajista porque yo mismo apoyaba la continuidad de Fitch –vaya error– y parece el que más méritos hace para irse y rápido. No voy a poner en tela de juicio la trayectoria de Bernardo y Jorge, ni voy a dudar de la profesionalidad ni de su entrega. Es más, si alguna vez el club da el paso de retirar una camiseta propongo desde ya que sea la del capitán Bernardo Rodríguez, pero creo que la aportación tendría que ser mucho mayor o la cuota de importancia de cada uno tendría que ser menor, simplemente porque el equipo así lo necesita.

En una de las guías previas a la Copa del Rey de Barcelona editadas en internet se señalaba al capitán del equipo malagueño como el peor jugador de la escuadra, literalmente. No sólo hablamos de estar lejos de lo que se esperaba de ambos, sino de un rendimiento que no cubre las expectativas. El plano físico es importante, como es natural en este deporte, pero nadie, empezando por ellos mismos estarán contentos con lo que llevamos visto.

Sabemos que la votación popular determina los titulares de ambos quintetos en el All Star, los suplentes son elección de los entrenadores, aunque hemos visto cómo los referidos Garnett y Duncan se quedaban sin ella (y Pau Gasol, por ejemplo). Queda claro que es el primer indicativo tangible de que el tiempo de ambos dentro del primer nivel ha quedado atrás.

En el caso de Jorge Garbajosa y Bernardo Rodríguez, la competición está siendo más cruel, ya que la orfandad de titulares medianamente solventes o fiables los está exponiendo en exceso a una evaluación continua que los deja sin esa virtual e hipotética invitación a ser de los mejores. El bajo nivel de rendimiento de los titulares de Unicaja –que cada uno diga sus nombres– provoca que los recambios, lugar donde encuadrar a los veteranos, estén una y otra vez a la vista, teniendo que estar más minutos de los adecuados en cancha y con mayor presencia de la que debían tener por lógica.

Hay un lugar donde ambos, componentes de la mejor época –y lamentablemente cada vez más lejana– del club siempre estarán: la memoria histórica y el corazón de de la afición de este equipo. Aquella que prescinde del contrato de cada uno para evaluar si está más en función del rendimiento pasado que del real y actual. A buen seguro que cuando no estén de verde, sobre todo Bernardo, nos costará trabajo no ver la camiseta con el número «5» o con otro apellido sobre él. Pero esa ley de la selva que es la competición ya sea en España o en Europa,está poniendo en tela de juicio una hoja de servicios que ya quisiéramos que mostraran otros miembros de este equipo. Porque entrega, profesionalidad, implicación e identificación con el club sé de sobra que no van a poder igualar.