Se marchó hundido a casa el miércoles por la noche, tras encajar una nueva derrota, 13 en 14 partidos, pero ayer regresó temprano al Martín Carpena, dispuesto a trabajar, a seguir buscando fórmulas que saquen al equipo de la ruina. Rodeado por su equipo de trabajo, con Paco Aurioles y Ángel Sánchez, Chus Mateo había mandado en sala de prensa un SOS en toda regla. Le faltó lanzar una bengala de auxilio.

«Necesitamos una reacción. Intentamos encontrar una solución, pero no somos capaces», llegó a admitir. Pide ayuda Mateo, por primera vez desde que se hizo cargo de un equipo entonces moribundo. No la quiso cuando Tremmell Darden se rompió el dedo pulgar y estuvo fuera dos meses. Tiró de Mark Payne, del filial. Pero ahora la situación se le ha ido de las manos. En plena cuesta a bajo, sin el propio Darden ni Garbajosa, con Fitch en un estado lamentable, y con Álex Abrines como casi único recurso, el madrileño llegó a afirmar: «Hemos llegado al punto de que hay que tomar una decisión. Habrá que hacer algo. Llevamos una racha dura, difícil. Tenemos que hacer algo porque intentamos revolucionar el equipo desde dentro y no somos capaces», confesó.

Su petición está clara. El Unicaja necesita un refuerzo. Al menos uno. Por primera vez alzó la voz, cambió el tono y se mostró exigente. Sabe, es muy consciente, que está discutido, que debe ganar cuanto antes, pero necesita recursos para ello. Con lo que tiene en la actualidad no tiene suficiente para salir de este bache. Y el domingo llega el Asefa Estudiantes, herido de muerte también, pero con jugadores nuevos y un entrenador recién fichado, Trifón Poch, un viejo conocido de la afición malagueña.

Pero ese SOS de Chus Mateo no ha encontrado respuesta alguna. Y eso que la de ayer fue una jornada larga y dura. Una más. Como últimamente en Los Guindos. El presidente de la entidad, Eduardo García, charló telefónicamente durante toda la mañana con parte de su consejo de administración. Más tarde mantuvo una reunión con el director deportivo del club, Manolo Rubia, en el despacho de la entidad financiera del máximo mandatario. Se buscan soluciones. ¿Pero cuáles si los recursos económicos están agotados?

Chus Mateo ya ha hecho malabarismos con su plantilla. Valters de base o escolta. Peric de «tres» y «cuatro». Banquillazo a Fitch. Protagonismo para los canteranos Álex Abrines y Augusto Lima... Sin llegadas, sin aire fresco, sin otra mentalidad en el vestuario, la reacción se antoja más compleja.

Pero el mensaje enviado ayer por la cúpula fue el mismo: no hay fichajes. El entrenador se reunió por la tarde en el entrenamiento con Rubia y la novedad es que no hay novedad. Con lo que hay se debe revertir la situación y sacar a flote un barco hundido en lo más profundo del baloncesto. El SOS del preparador ha caído en saco roto.

El consejo sigue muy preocupado por los dos últimos meses de competición. El encuentro ante el Estudiantes será un nuevo plebiscito. Se confía únicamente en el triunfo. Siempre hay tiempo para ponerse en lo peor. Al olor de la «sangre» hasta Los Guindos han llegado multitud de ofrecimientos de entrenadores. Mateo tiene su puesto garantizado hasta el domingo. Con 13 derrotas en 14 partidos urge una reacción. El crédito se agota.