El Unicaja citó ayer a Gerald Fitch en la sede del club en Los Guindos para ultimar la rescisión de su contrato, que expira el 30 de junio y que podría quedar resuelto hoy mismo. Los abogados de las dos partes discutían anoche los típicos flecos de cada negociación, aunque ya se vislumbraba un acuerdo que se espera certificar hoy mismo. El club trata de agarrarse a alguna de las cláusulas fijadas en el propio contrato para que la operación le suponga el menor montante económico posible. Y es que cuando Fitch fichó por el equipo malagueño, el 25 de enero de 2011, lo hizo a cuenta de un contrato leonino, que no le perdonaba la más mínima y que el club podía cortar a la menor oportunidad. No se descarta incluso hacer oficial durante la jornada de hoy que el escolta estadounidense ya no continúa siendo jugador verde.

El día de Fitch fue de lo más movidito. Estuvo en el Martín Carpena y fue reclamado para que acudiera a Los Guindos, donde estuvo reunido con los responsables del Unicaja, que le explicaron que no estaban contentos con su rendimiento y que, dado que hay ya cuatro americanos en el equipo –sólo pueden jugar dos según la normativa de la ACB–, no entra en los planes de la entidad.

Fitch ya sabía que estaba en la picota. Disputó su último partido el 11 de marzo, ante el Estudiantes. Sentenciado por Chus Mateo desde hace tiempo, ni la llegada de Luis Casimiro le ha salvado de la quema. Ahora quedará desvinculado del Unicaja, donde ha disputado 56 partidos (39 de Liga Endesa, 16 de Euroliga y uno de Copa del Rey) con un rendimiento que alcanzó su cima en sus primeros meses en Málaga y fue decayendo de manera drástica.

Sus números este año han estado muy lejos de lo que se esperaba de él. Durante el pasado curso, el de Columbus promedió 14,1 puntos, 4,3 rebotes, 2,2 asistencias y 13,6 de valoración. Unas estadísticas que esta campaña no ha sido capaz de repetir: 10,3 puntos con un 28,2% en triples, 3,4 rebotes, 1,7 asistencias y 9,5 de valoración. Y lo peor es que su bajo rendimiento en un puesto clave como el de escolta anotador ha sido todo un lastre para el equipo, especialmente en el último tramo.

Fitch saldrá del equipo por problemas deportivos y de cupos, no por motivos disciplinarios. Cuando atravesaba por serios problemas de identidad no dudó en telefonear a los técnicos del club y en dialogar con ellos para tratar de recuperar la confianza perdida. Pero no pudo hacerlo. Las cosas no le salieron bien y él mismo se derrumbó psicológicamente en cada partido. Su solución era botar y botar el balón, matando el ataque estático cajista y provocando un daño irreversible.

Chus Mateo pidió su salida hace mes y medio para apostar por Krunoslav Simon y hacerle un hueco así a Mark Payne. Pero no hubo forma de que ese triple movimiento llegara a buen puerto y lo que sucedió al final ya es conocido: el propio Mateo fue el que salió, aunque unos días antes se fichó a Troy DeVries, el cuarto americano en la nómica del plantel.

Está previsto que Fitch acuda hoy al Carpena para entrenarse de manera individualizada, fuera de la dinámica del equipo. Hoy mismo podría incluso despedirse de sus compañeros si se rescinde su contrato.