Hace ahora 14 años, el mundo del baloncesto asistió a uno de esos acontecimientos que sólo pasan una vez en la vida y que hacen del mundo del deporte algo tan apasionante como inexplicable. Un equipo modesto, con un presupuesto modesto y una plantilla muy justa fue capaz de ganar la ACB después de acabar sexto la Fase Regular y tener que jugar todo el play off por el título con el factor cancha en contra. Primera y única vez en la historia que ha ocurrido algo semejante en la Liga.

El TDK Manresa de Luis Casimiro obró aquel milagro que todavía hoy muchos no se explican. El próximo domingo, el equipo manresano visitará en el Carpena a un Unicaja que ahora entrena ese mismo técnico que en el año 98 hizo posible lo imposible para el conjunto del Nou Congost. Un Casimiro que se enfrentará a su pasado más glorioso con el objetivo ahora en sus manos de llevar al equipo de Los Guindos al play off por el título.

¿Qué parte de éxito tuvo el actual jefe del banquillo verde en aquel logro? Pues según sus propios jugadores, su figura fue clave. Jesús Lázaro, exbase cajista, fue uno de los protagonistas de aquel hito. «Fue la experiencia más alucinante que me ha tocado vivir. Nadie contaba con nosotros. Luchar por la Liga era impensable. Casimiro fue fundamental porque en los momentos claves nos transmitió tranquilidad y no pánico, que hubiera sido lo normal porque éramos un equipo muy justito», recuerda el cordobés, ahora técnico ayudante del UCAM Murcia.

Aquel TDK acabó la Fase Regular sexto en la clasificación después de sumar 21 victorias y 13 derrotas. Era un equipo aguerrido, liderado en la pista por Chichi Creus (con 41 años) y con una pareja de americanos en su juego interior que lo dio todo: Alston-Sallier.

Precisamente Joan Chichi Creus, ahora director deportivo del FC Barcelona, también rememoró ayer para La Opinión de Málaga aquella gesta y valoró el trabajo de Casimiro. «Luis fue muy culpable de lo que pasó. Había un buen grupo humano que ya venía de los años anteriores con Salva Maldonado. Casimiro nos dio aire fresco, nos inculcó jugar un baloncesto con bastante ritmo. Tenía las ideas muy claras. Es un entrenador con mucho sentido común», asegura. Creus tiene claro que aquello fue casi un milagro. «En baloncesto nunca ha pasado nada parecido y creo que nunca se repetirá. Éramos el tercer peor presupuesto de la Liga y ganamos con desventaja de campo tres eliminatorias al mejor de cinco partidos. Eso hoy es impensable», aseveró.

Paco Vázquez, también ex del Unicaja, es de la misma opinión. «Fue una sorpresa lo que hicimos. Casimiro llevó muy bien al grupo, con una filosofía de trabajo muy buena. Hicimos un baloncesto muy vistoso. Luis es un gran gestor de grupos. Hace un baloncesto sencillo, sin complicaciones», sentenció.

Román Montañez piensa como sus compañeros. «Casimiro hizo una gran labor. Fue un éxito que ahora, con el potencial que tienen los grandes, sería imposible repetir».

El Estudiantes, tercero de la Liga Regular, fue su primer rival en cuartos de final. El «Estu» se puso 1-0 tras el primer choque, pero el Manresa ganó a domicilio el siguiente partido y sentenció con dos victorias más en los dos del Nou Congost. Para el recuerdo queda aquel cuarto partido en el que el Estudiantes ganaba por 17 y casi saboreaba el 2-2 en la eliminatoria, lo que hubiera llevado la serie al quinto y definitivo en Madrid. Entonces, desde el banquillo emergió Jesús Lázaro para meter cuatro triples seguidos que provocaron la reacción local y el forzar una prórroga en la que el TDK fue invencible.

Tras aquella sorpresa, tocó en semifinales el Real Madrid de Herreros y Bodiroga. A los merengues se les ganaron los dos partidos jugados en Madrid. Con 0-2 a favor, el TDK falló en su primer intento de ser finalista al perder el tercer partido en casa, el primero que se jugaba en el Nou Congost. Pero el Madrid no pudo repetir éxito en el cuarto y el TDK se clasificó para la final con un global de 3-1 en la eliminatoria.

Si los catalanes no habían sido favoritos en los dos cruces anteriores, menos lo eran en la final ante el Tau Cerámica de Sergio Scariolo. El Manresa se colocó 0-1 tras el primer partido en Vitoria. El Tau de Bennett, Espil y un joven Garbajosa empató la serie tras el segundo choque, pero el TDK decidió en Manresa con dos triunfos ajustados para, otra vez, un 3-1 en el global de la serie.

Ahora, 14 años después, Casimiro busca «casi» otro milagro: devolver al Unicaja a la elite de la ACB.