El Unicaja continúa con su peregrinaje en el desierto y se alejó ayer aún más de clasificarse para el play off tras caer derrotado en Murcia (86-77) y desperdiciar así una de las seis balas que le restaban para lograr su objetivo. El Unicaja ya no gana ni en Murcia, cancha talismán históricamente para los verdes en la que hasta ayer presentaban un inmaculado balance de 11 victorias en 12 visitas.

El conjunto de Los Guindos queda ahora en una difícil situación tras sumar una derrota más, la tercera consecutiva, que le coloca en la undécima posición de la Liga, aunque a una victoria del octavo. Ni el buen partido de DeVries (18 puntos), pese a marcharse eliminado por faltas, ni el gran primer cuarto realizado (11-27), sirvieron al Unicaja para dominar su nerviosismo y sacar un triunfo que se antojaba vital en las aspiraciones de un «grande» del básket patrio.

El inicio del partido auguraba buenas cosas para el Unicaja. El equipo salió serio y concentrado, con Freeland en modo estrella escoltado por un DeVries que ayer pareció enterarse de que va esto de jugar en la Liga más importante de Europa. Sin duda, el primer cuarto de ayer fueron los mejores minutos del Unicaja desde que Casimiro se hizo con el banquillo hace cuatro partidos. La ventaja de 16 puntos tras los primeros 10 minutos lo dicen todo (11-27). El conjunto verde cimentó su ventaja inicial en un gran balance defensivo, que permitió a Rowland correr al contraataque y fabricar canastas fáciles. Sí, igualito que el Unicaja de principio de temporada, aquel que maravilló a propios y extraños.

Pero esto es el Unicaja y, por muy buenas intenciones que tuviera, las palabras «ganar» y «fácil» hace tiempo que no se asocian en Los Guindos una misma frase. Además, en frente estaba un Murcia que llegaba al choque en su mejor momento del año.

El Unicaja salió al segundo cuarto con su «caraja» habitual y en seis minutos echó por tierra el gran primer cuarto realizado. Los locales se ponían a un punto y los fantasmas regresaron a las mentes de los hombres de Casimiro. A todas menos a una, la de Troy DeVries, que ajeno a toda presión cogió el toro por los cuernos y, a base de triples, mantuvo al conjunto de Los Guindos en el partido para marcharse al descanso con una ventaja de cuatro puntos (36-40).

Tras el descanso, la dinámica cajista siguió cuesta abajo y sin frenos. Augustine, el mejor jugador de los de casa, empezó a entonarse y él solito empató y posteriormente puso por delante a su equipo por primera vez en el partido (45-43). Ni Zoric, ni Freeland, ni Lima fueron capaces de parar a la «torre» murciana. Casimiro, como medida desesperada, introdujo a un mermado Valters para desengrasar el ataque verde, del que desaparecieron Freeland y DeVries. El letón respondió al reto y con 7 puntos seguidos le peleó el protagonismo del cuarto a un gran Augustine, que acumulaba ya por entonces 21.

El partido tenía visos de acabar con un final de infarto y así fue. Con DeVries fuera por cinco faltas (enorme en ataque, pero superado en defensa), el Unicaja se mantenía en el partido a base de arreones de casta, pero sin una referencia en ataque a la que aferrarse. Así, el goteo de puntos de los hombres de Quintana mataron el partido y un triple de Barlow apuntilló al Unicaja, que se quedó 9 abajo.

Otra derrota más y otro pasito más lejos del play off. Quizás éste ya no sea el objetivo principal. La novena plaza y mantener la Licencia A europea, visto lo visto, puede servir. El jueves en Badalona, un nuevo asalto.