Con el play off por el título muy cuesta arriba, la Licencia A de la Euroliga pendiendo de un hilo y el ambiente club-grada muy enrarecido, llega hoy al Martín Carpena el FC Barcelona, líder de la Liga Endesa y aspirante a futuro campeón de Europa en la ya inminente Final Four de Estambul. Un rival de postín al que para ganarle –vistos los antecedentes inmediatos– habrá que apelar a la épica, porque si no....

Desde la undécima plaza de la tabla, la verdad es que el futuro se ve negro tizón. Ser octavo cuando eche el telón la Fase Regular se ha convertido ya casi en un sueño imposible. Ser noveno es, sin embargo, una necesidad. Lo que pasa es que para llegar a la orilla habrá que ganarlo casi todo en este esprint final de la temporada, incluido este Unicaja-Barcelona que hoy llega a su centenar de entregas con los dos equipos más distanciados que nunca en la última década y media en cuanto a imagen y objetivos.

Nadie podía imaginar sólo 5 ó 6 semanas atrás que el desenlace de esta Liga Regular iba a ser tan agónico. La mala racha de resultados ha llevado al equipo a una situación límite. Matemáticamente habrá todavía opciones esta noche, aunque se pierda. Pero la derrota lo cierto es que elevaría a dramática una situación que ya es insostenible.

El Unicaja llega al partido con la única ausencia de Jorge Garbajosa. Darden vuelve al «12» de Luis Casimiro en detrimento de Mark Payne y Abrines parece algo mejor de esa inoportuna tendinitis que ha frenado su meteórica progresión.

El técnico manchego ha trabajado durante la semana en lo físico y en lo psicológico. Ha habido mucho trabajo táctico y todavía más diálogo. La derrota de Murcia del pasado fin de semana ha sido un golpe duro porque la pista del UCAM se había señalado como la del relanzamiento del equipo. No pudo ser y esos barros traen ahora estos lodos.

El Barcelona llegó ayer con todo su arsenal. Pete Mickeal, un jugador que tiene una extraña fijación con «dar por saco» al Unicaja desde que vestía la camiseta del antiguo Tau Vitoria, es novedad en la convocatoria de Xavi Pascual en detrimento de Kosta Perovic, un pívot que estuvo en su día en la agenda del Unicaja y que si estuviera aquí jugaría 30 minutos por partido, pero que en el Barça la mayor parte de los partidos ni se viste.

Es obvio que no está el equipo para pedir mucho, pero que la grada es la única que puede hoy igualar las fuerzas, es más que evidente. Si el Carpena aprieta como en las grandes ocasiones, el Unicaja se crecerá y el Barcelona sufrirá. El problema es que resulta complicado saber con qué espíritu e incluso cuántos se van a sentar en las gradas a eso de las seis de la tarde, cuando los árbitros lancen el balón al aire.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Parece imposible lo de hoy, pero afortunadamente esto es deporte. No obstante, habrá que mirar de reojo al Lucentum-Manresa para saber a qué atenernos en las cuatro jornadas que todavía quedarán por jugarse tras lo de esta tarde-noche. Si ganan los de Alicante, ser noveno estará algo más sencillo. Si ganan los catalanes, estaría todavía a tiro lo de acabar octavo. Aunque las ayudas que están llegando desde otras pistas, desgraciadamente, no han servido de nada... por ahora.