He tenido la suerte y el privilegio de disputar dos finales ACB, frente al mismo rival, el Barça, y el mismo entrenador, Aíto. Una la disputé en el 95 con el Unicaja, y la otra con el Caja San Fernando en el 99. Llegar a jugar una final con un equipo de esos que no están llamados a jugarla es una sensación irrepetible

aya por delante que las grandes finales no van asociadas exclusivamente al nombre de los protagonistas, sino al juego desarrollado, a la emoción y pasión con que se juega, a la intensidad empleada, a la igualdad permanente. En definitiva, al mejor baloncesto. Digo esto para aquellos que creen que sólo Barça y Madrid elevan el juego a la máxima potencia, y no. No siempre coincide.

Aquellos que amamos el baloncesto estamos disfrutando de una gran final. Además me lo estoy pasando genial, esto de las tecnologías tiene su aquel. Veo el partido a través de mi cuenta en twitter @javierimbroda, y comento lo que voy viendo, interaccionando con un montón de gente a la vez.

Entre los dos partidos más de doscientas interacciones se han producido, que desconozco si es mucho o no, pues no estoy muy ducho en estos terrenos, pero a mí desde luego me sorprende, y me parecen una barbaridad. Así que ordenador en mano, estaré preparado para el siguiente partido a compartirlo con todo aquel que lo desee.

En una de esas interacciones, un periodista de Madrid, me comentaba que la última final ACB donde los dos entrenadores eran españoles, uno de ellos era un servidor. No tenía ni idea del dato, y fue otra sorpresa de ésas que te encuentras sin querer. He tenido la suerte y el privilegio de disputar dos finales ACB, frente al mismo rival, el Barça, y el mismo entrenador, Aíto. Una la disputé en el 95 con el Unicaja, y la otra con el Caja San Fernando en el 99. Llegar a jugar una final con un equipo de esos que no están llamados a jugarla es una sensación irrepetible.

Laso y Pascual, dos excelentes entrenadores que están dando lo mejor de sí mismos. Un Laso más fresco que su oponente en la toma de decisiones hasta el momento. Pascual lleva ya unos cuantos años en ese banquillo y esa carga del tiempo da síntomas de falta de frescura. Pero son síntomas que pueden ser pasajeros. En esto del baloncesto, todo pasa tan rápido, que lo que parece que ahora no sale, en un rato se da la vuelta. Y la opinión que emitías se te vuelve en contra al momento. Es la grandeza del juego y sus verdaderos protagonistas, los jugadores.

Algunos aspectos del juego a tener en cuenta:

€ El Real Madrid hasta ahora está marcando el ritmo de juego. Se les ve mentalmente más fuertes que el Barça. Y tiene su mérito, después de haber perdido el primer partido de aquella manera tan dolorosa.

€ Salvo el tercer cuarto del segundo partido donde la defensa del Barça fue muy superior, y que coincidió con cierto abuso ofensivo por parte del Madrid de jugar en el poste bajo, la defensa madridista está logrando que una de las partes favoritas del juego ofensivo del Barça, bloqueo directo y continuación, no estén sacando rendimiento. Vázquez y Ndong, dos jugadores que juegan por encima del aro y se alimentan de estas acciones, no están destacando por ello.

€ Las mal llamadas faltas tácticas que se utilizan para destruir el contraataque, una de las partes del juego más espectaculares, las transformaría en faltas antideportivas para que no se hicieran. Lo llevo denunciando desde hace años. Otro abuso que cortar.

€ La defensa zonal que Laso utilizó a falta de poco tiempo para terminar el partido, aprovechando la ausencia de Navarro, desconcertó el juego ofensivo blaugrana. No fue la defensa en sí, sino el momento de utilizarla. El Barça ya está avisado de que en algún momento «caliente» del partido, se la pueden volver a encontrar.

€ Los tiempos de play off, son tiempos de hombres. Y en esta final vamos descubriendo o decepcionando con algunos, y otros se reivindican. En esta reivindicación destaca Sergio Rodriguez, que para mí sigue siendo un jugador de partidos, y no de temporadas. Pero en esta final está diciendo «aquí estoy». Sólo la intensidad defensiva de Sada puede contrarrestar su gran momento de juego y acierto. Veo a un Felipe Reyes como siempre luchador, pero su expresión delata cierta tristeza, el verse relegado a ser un hombre de rotación tras un Velickovic en alza le afecta. Navarro siempre jugará de Navarro, junto a Mickeal y Lorbek, el gran eje ofensivo del equipo. Se echa en falta alguna aparición ofensiva más, pero estos de momento no han llegado a la final.

Seguiría dando datos pero mis amigos de La Opinión me regañarían, ya no queda mucho espacio. Sigan disfrutando de esta final. Baloncesto en estado puro. Deseando que llegue el siguiente.