Hoy se cumple un mes desde que el Unicaja echó el cierre a la temporada 2011/12 venciendo al Banca Cívica y garantizándose la Licencia A de la Euroliga. Un mal menor visto el lamentable desarrollo del curso. El 6 de mayo, antes de que se cumpliesen las ocho de la tarde, el equipo malagueño derrotaba al sevillano (75-66) y se aseguraba la novena plaza. El Martín Carpena incluso despidió a la plantilla con un leve aplauso. Era el final del curso. Se salvó el match ball y comenzó una algarabía que sólo se entendía a medias. No había nada que celebrar, a pesar de que el hecho de conservar la plaza en la Euroliga era un objetivo vital para que el proyecto cajista no se desplomara.

Quizá llevados por esa alegría en el vestuario se desató una especie de celebración que alguno no comprendió. Entre ellos, el capitán, Berni Rodríguez. El «5» había pasado un año realmente complicado, con unos números muy lejos de su nivel (5,1 puntos con un porcentaje de sólo el 27,5% en triples, 1,6 rebotes, 2 asistencias y 3,3 de valoración), que son, de lejos, las peores cifras de su carrera deportiva, más allá del curso de su debut, en 1999/2000.

Vivió en sus carnes el desaire a Chus Mateo y la plantilla le pidió que se moviera a todos los niveles tras la multa con la que todos fueron sancionados por parte del club, en la que se le restó el 10 por ciento de una nómina. Berni acabó jugando de base, ante la incapacidad tanto de Kris Valters como de EJ Rowland. Por eso la obtención del noveno lugar fue un alivio, pero jamás un motivo de felicidad. No había nada que festejar, según entendió el capitán. Y cuando vio el vestuario más animado de la cuenta, repartiendo vítores y abrazos, dio una voz.

«En este club ser novenos no es un motivo para celebrar nada. Debería darnos vergüenza a todos no estar en los play off. Dejad ya de festejar», dijo Bernardo Rodríguez ante el rostro atónito y desencajado de muchos de sus compañeros.

La palabra del «capi» se respeta en el vestuario. Es el gran emblema del club. Lleva toda la vida en Los Guindos y ascendió al primer equipo el curso 99/00. Por eso, porque aunque en la pista haya perdido galones, sigue siendo el jefe de puertas para adentro, junto a Jorge Garbajosa.

En la revolución que prepara el Unicaja para la próxima campaña no tiene cabida Berni, como tampoco Carlos Cabezas. Los motivos son estrictamente deportivos. Jasmin Repesa y la propia entidad tienen motivos suficientes para agarrarse a esa decisión viendo estadísticas y números. Aunque también está el lado de los intangibles. Lo que un hombre de la casa, con títulos, caché, experiencia y muchos secretos en su taquilla, puede aportar al vestuario. Si Bernardo no siguiera, el futuro capitán del equipo sería el británico Joel Freeland.

Una semana después de que acabe la Liga quedará libre. Berni tiene sobre su mesa una propuesta del club para renovar un año más su contrato, con una rebaja del 70% respecto a sus emolumentos de este curso. Cobraría, eso sí, un buen pellizco por la indemnización del club, que ya le ha comunicado que no va a activar la cláusula para ampliarle el acuerdo que aún existe entre las dos partes para las dos siguientes campañas. Como el Unicaja no irá al derecho de tanteo (el gasto es mayor que la oferta presentada), Berni quedará libre una semana después de que finalice el último partido de la serie entre Barcelona y Real Madrid.