­Tras la tempestad llega siempre la calma, y el «Caso Abrines» pasa a ocupar un segundo plano. Está ya perdido. Eso es vox populi. Abrines no volverá a jugar en el Unicaja, aunque el club puede igualar el derecho de tanteo cuando el Barcelona realice su oferta en la sede de la ACB. Mientras tanto, tiempo para los abogados y la burocracia. El Unicaja ya ha hecho llegar al notario que se personó en nombre de Álex Abrines toda la documentación pertinente a su disconformidad con el pago de la cláusula. Le ha advertido que no son 300.000 euros más IVA (18%), sino que la cantidad es de 640.000 más el correspondiente impuesto. Así que, salvo que haya acuerdo –algo imposible–, habrá que ir a juicio.

Nadie del Unicaja ha hablado ni va a hacerlo con Igor Crespo, el agente del muchacho. El malestar en Los Guindos sigue siendo profundo.

Lo cierto es que los pasos que dé ahora la justicia ordinaria serán diferentes a los de la deportiva. El Unicaja tiene los derechos federativos del alero y, como entiende que la cláusula abonada no le libera de su compromiso para la próxima temporada, no está dispuesto a traspasarla al club con el que firme el jugador. Así que el Barcelona está abocado –sí o sí– a negociar con el Unicaja. Tanto por esos derechos federativos como luego por la posibilidad que jurídicamente tiene la entidad cajista de acudir al derecho de tanteo, igualar la propuesta blaugrana y retener al chico.

Esta última instancia está descartada, porque el Unicaja no quiere que ningún jugador esté en Málaga sin quererlo. Pero es un as que se guarda el club bajo la manga. La partida se prevé muy larga y nunca se sabe cuándo habrá que echar mano de ese as tan valioso que se llama derecho de tanteo. Lo que sí que está claro es que, aunque el Unicaja pueda recaudar casi un millón de euros por el alero, su pérdida ha supuesto una puñalada en la línea de flotación del club y de toda la afición.