Se acabó el año del baloncesto ACB. Se terminó la Liga Endesa, con su gran final, aunque pueda resultar cansino tanto Barça-Madrid, lo que hemos podido presenciar esta temporada ha merecido la pena desde el salto inicial del primer partido hasta el último estertor de la serie.

Puede ser curioso, pero en gran medida pienso que el equipo de Pablo Laso lo ha hecho de forma notable, ha jugado un muy buen baloncesto y ha sido merecedor también del título, pero los de Xavi Pascual, a pesar de las ausencias y de manifestar la necesidad de cambio generacional (acentuado por un juego cada vez más físico en nuestro deporte) han mostrado la cara novedosa de un equipo que sabe sufrir y que ha sido capaz de resucitar en medio de la serie, cuando peor estaba y cuando más lo necesitaba, tirando de actores no principales que a la postre terminaron decidiendo.

El FC Barcelona Regal ha tenido un año complicado, cayendo en la final de la Copa del Rey con todo merecimiento, en las semifinales de la Final Four de igual manera y teniendo jugadores que han puesto en duda su rendimiento durante todo el año. La aportación de CJ. Wallace, Pete Mickeal, Chuck Eidson y Kosta Perovic ha estado en muchos momentos de la temporada lejos de lo exigible, aunque los dos primeros han sido capitales para la victoria junto a Erazem Lorbek y Fran Vázquez.

En la final ha habido de todo, desde una superioridad «a los puntos» de los campeones, a grandes momentos de baloncesto del que engancha al gran público de los blancos o partidos que se deciden en plan futbolero, como el primero, en el que el equipo que mejor lo hace todo termina perdiendo por una resolución de auténtica casualidad (aunque no exenta de genialidad). Ha habido piques dignos de las peores versiones –Mickeal/Suárez–. Novedades técnicas que alteran partidos completos: la zona de los catalanes. Aportaciones casi breves que rozan lo heroico: Felipe Reyes/Juan Carlos Navarro/Boniface Ndong.

Resumiendo, lo he pasado muy bien. Además, hemos podido ver los cuatro últimos partidos por La 1 y la audiencia ha sido mucho mejor que lo que hemos tenido que sufrir estos años. Sin terminar de adivinar si se conseguirá aprender de esta travesía del desierto que han supuesto las audiencias, lo que sería necesario es aprovechar el golpe de efecto que ha sido esta final, teniendo en puertas la más que cierta posibilidad de poder ver casi por última oportunidad a la generación de 1980 en los Juegos Olímpicos de Londres, la ocasión para disfrutar de una temporada 2012/2013 de las imborrables.

Entre los integrantes de ese grupo debe estar Fran Vázquez, gran triunfador de la final, espero que el jugador gallego no se quede fuera otra vez, aunque no las tengo todas conmigo, porque, teniendo en cuenta que la mayoría de sus ausencias son autoimpuestas, el tema es para dudarlo.

Desconozco si los dirigentes de nuestro baloncesto seguirán guerreando unos contra otros en lugar de tomar impulso para dar un salto casi definitivo. De momento, podemos iniciar la cuenta atrás esperando el próximo partido, será competición de selecciones, pero ahí estarán los mejores de la ACB, los mejores de España, todo un lujo para disfrutarlo.