«En el baloncesto nunca se sabe. Lo que no pasa en diez días puede pasar en diez segundos. Joel está contento en Málaga pero me da la sensación de que el club no lo está mucho con él. No te puedo negar que Joel está pensando en romper su contrato. Tenemos hasta las doce de la noche para hacerlo». Quien habla es Falo Calvo, el agente de Joel Freeland, la estrella del Unicaja y único jugador con contrato en vigor, junto a Luka Zoric y Augusto Lima.

Su contrato tiene un día clave, hoy 10 de julio. Si el jugador británico abona antes de esta noche 1,5 millones de euros podrá marcharse a la NBA. Y si su salida es más cercana, aquí en España o en otro equipo europeo, la cifra aumenta hasta los 2,5 millones. Muchísimo dinero. Una cifra que nadie está dispuesto a dar.

Y quizá por eso, el ala-pívot no da el paso. No hay ningún club en disposición de poner sobre la mesa semejante cantidad, astronómica para los tiempos que corren. «Estamos estudiando la posibilidad de enviar hoy un burofax anunciando nuestro deseo de romper el contrato y acogernos a esa cláusula de forma unilateral. Y entregar el importe estipulado en los próximos días», afirmó ayer el representante del jugador.

Formalmente, esa operación no sería correcta. Para quedar desvinculado del Unicaja, Freeland tendría que enviar, al igual que hizo Álex Abrines, un compromiso de pago (cheque o pagaré) con el importe de la cantidad. De lo contrario, su deseo sería eso, meramente un sueño. Debería cumplir los dos años de contrato que aún le restan.

Claro que el hecho de que esta madrugada expire el plazo fijado en el contrato del jugador no es óbice para que no se produzca, más adelante, la marcha de Freeland. El Unicaja es muy consciente del potencial del jugador, pero también que se podría negociar con un club una rebaja en esas cantidades. Hay un mercado amplio ahora en esa posición (Milan Macvan, sin ir más lejos), y con más de un millón de euros no habría problemas para sentarse a negociar sentados a una mesa.

Portland Trail Blazers, la franquicia que posee los derechos del ala-pívot para la NBA, no ha realizado ningún movimiento en firme. «Hablamos continuamente», explicó ayer Falo Calvo. Pero una cosa es conversas y mostrar intenciones y otra, muy diferente, realizar un desembolso de esta magnitud. Freeland podría afrontarlo si se le garantiza un contrato millonario en el equipo de Oregón. Pero no se ha llegado a ese extremo. Y eso que los ojeadores de Portland han visitado en más de una ocasión el Martín Carpena para ver al jugador. El tiempo se agota hoy y no se descarta ningún movimiento.