El Unicaja cerró su tour malagueño de la pretemporada 2012 con los biorritmos alterados, muy irregular al principio, dando algún que otro bandazo, creciendo mientras maduraba el partido y rematando al Cibona por fuera y por dentro. Funcionó el tiro exterior y los hombres altos subieron el nivel. Ahora se trata de encontrar un patrón y una continuidad que, por ahora, viene y va.

Vuelta la burra al trigo, pensarán ustedes, pero les voy a volver a hablar de los «tiradores». Les he venido contando que sobre el tema íbamos a estar discutiendo toda la pretemporada, con mayor relevancia tras la lesión de Vidal.

Habrá partidos en los que la bola entre y otros en los que no. No creo yo que el problema del equipo sea un triplista. Sí un desatascador, un hombre que amase la bola y que se juegue las posesiones calientes. Pero quedó claro que en el presupuesto no había espacio salarial para ese jugón.

Ahora, bajo mi punto de vista, yo creo que es preferible darle 25 minutos a Urtasun y otros 25 a Dragic, como se hizo ayer. Si traes a alguien -será de un nivel muy inferior y cupo obligatoriamente- se le restará tiempo a los nuevos. Y ahora se trata de que sean los recién llegados los que creen automatismos, los que sumen minutos en pista, los que se conozcan.

En 10 días llegará Kruno Simon (segundo máximo anotador de la selección croata) y habrá otra pieza en el puzzle. Y ahí está Alberto Díaz, que a mí me gusta una barbaridad. Más Todorovic (que no es cupo). O Domantas Sabonis, que ayer debutó en el primer equipo. Hay fondo de armario, salvo que, Dios no lo quiera, lleguen nuevas lesiones.

El Unicaja transformó anoche 9 triples tras 18 intentos, con un hombre inspiradísimo, Txemi Urtasun. 18 puntos para él con 4/5 desde el arco de 6,75. Solventes ayer los cajistas desde el perímetro, con un 50% de acierto. E incluso Dragic que, aunque lo suyo no sea el tiro, se animó con 22 puntos y con 3/5 en el triple. Y por fin saltó el resorte interior, con un Perovic que vino del limbo y, sin resistencia de un Cibona sin pívots grandes y fuertes, se puso las botas con 13 puntos y 8 rebotes en su casillero.

Habrá que esperar tiempo. Que nadie se piense que en la Copa de Andalucía, el domingo en Córdoba, habrá paseo militar ante el Cajasol de Aíto. Los sevillanos, el domingo, le metieron por 20 al Cibona. El Unicaja, ayer, por 32.

Y eso que el histórico club croata le dio un buen meneo al Unicaja (6-21) en los primeros compases, hasta que se encendió la bombilla de «defensa», y el panorama dio un giro. También ayudó la entrada de Williams, que sacó al equipo de la anestesia y de la monotonía. Entró en pista con 9-21 (a 2:58 del final del primer cuarto), y con él, el Unicaja comenzó a correr y a proponer algo diferente. Pero más que en ataque fue en defensa cuando el Unicaja dio un giro. Porque ahí, además de sistemas y todo lo que ustedes quieran, lo que vale es el empuje de cada uno.

Asi que cuando Curro Segura encontró su quinteto, el Cibona sufrió el cansancio que padece (cuatro partidos en seis días) y una plantilla cortísima. Se aplicó el Unicaja bajo su aro y pudo correr, que va a ser su propuesta favorita a partir de ahora.

Así que esa salida adormilada fue sólo una pesadilla. El Cibona comenzó a sufrir, a perder balones y a comerse las posesiones escuchando la bocina de los 24 segundos. Y de ese 6-21 se pasó en el descanso a 44-39 y de ahí a un sensacional 61-44 a (2:09 del final del tercer acto). Fue peor lo que vino en el acto final, ya que la victoria verde superó la treintena: 89-57. En la segunda parte, el Unicaja transformó 50 puntos clavados por los 18 del Cibona. Poco que añadir... Bueno sí: 121-39 en la valoración. Igual que tras la derrota ante el Madrid no había que esconderse tras las esquinas ahora tampoco hay que sacar pecho. Tranquilidad y buenos alimentos.