Es probable que sea por la cercanía de la Final Four de la Euroliga o que en poco tiempo la Fase Regular de la Liga Endesa se acaba. Ese ambiente de play off más o menos latente. Además, la situación de nuestro equipo, teniendo que hacer ahora sin fallo posible lo que no ha sido capaz el resto del año, potencia la emotividad y la importancia del mes próximo.

Las lesiones de Dragic y Williams provocan la reforma a marchas forzadas del plantel. La llegada de Tarence Kinsey (más parecido al esloveno en su juego que a esa pieza más o menos resolutiva con la que se aspiraba a reemplazar al único jugador desequilibrante -para lo bueno y para lo malo- que contaba el Unicaja) trae la posibilidad de que podría pensarse de forma idealista que signifique la aparición de Alberto Díaz como una realidad en la plantilla, en lugar de un brindis al sol.

Con el tema de los jugadores de la cantera la situación no es más o menos tremenda: si tienen oportunidades, simplemente la competición pondrá en su sitio a cada uno, sin importar si los Díaz o Todorovic tienen más o menos calidad. Si tienen la oportunidad, la durísima Liga española dictaminará si están preparados o no para jugar.

La imagen del partido de Sevilla ha de servir lo justo, más bien poco, aunque tome mayor vigencia por la actuación del FIATC Joventut venciendo en Santiago con un Albert Oliver que se disfrazó de Jason Kidd. La igualdad a victorias de gallegos y cajistas no ha de desviar la atención del premio de consolación que terminaría siendo la novena plaza. Los cuatro partidos que le restan a las huestes del lesionado Repesa -que recupere pronto la salud- seguro que serán más complicados que el vivido el pasado sábado.

Hacer planes sobre este equipo es digno de ludópata, es apostar por simple vicio. No se sabe si atender a pálpitos, sensaciones casi sin ningún fundamento y tener esperanzas de que la cosa salga bien€ o todo lo contrario. Que este equipo no deja contento a optimistas o pesimistas, por acérrimos que seamos.

Todos queremos ver al equipo en las eliminatorias por el título, seguro, pero de lo que uno quiera a lo que se pueda llegar a ver, dista un mundo. Le han bastado seis meses a este grupo para que cualquier propuesta sea válida, ya sea en esperar lo mejor o temer lo peor del mismo.

Modestamente, opino y espero no quedarme toda la temporada esperando algo más, pienso que todo lo exterior al primer equipo -aún siendo mejorable- es algo que nos envidian en muchos sitios y que tanto la plantilla como lo que la rodea están capacitados para dejar mejor sabor de boca.

Ahora esperemos que lleguen al play off. Es más, por soñar, que hubiera algo más que un simple cruce en la cancha malagueña. Pero al contrario que en años anteriores, la regularidad más que un aval es una quimera. Quizá esa conducta imprevisible pueda estar del lado del equipo verde. Ya es hora que aparezca.