Pete Mickeal (Rock Island, Estados Unidos; 22 de febrero de 1978) entró ayer por la puerta grande en Murcia. Y por la misma se quiere ir de la ciudad, no sabe cuándo, si en marzo o a final de temporada. En contadas ocasiones, la presentación de un jugador había concitado tanta expectación como la del alero estadounidense, un hombre que ha dejado huella allá por donde ha pasado -en España ha jugado en Lugo, Vitoria y Barcelona- por su carisma y capacidad de liderazgo. Ayer, en el Gimnasio UCAM Sports Center, además de numerosos medios de comunicación, se dieron cita un buen número de aficionados que querían ver de cerca a un luchador que hace diez meses, 300 días, como él mismo apuntó en la rueda de prensa, tuvo que decir adiós al baloncesto sin saber si volvería, al sufrir por segunda vez un tromboembolismo pulmonar, una obstrucción arterial pulmonar por causa de una trombosis. Después de varios meses de tratamiento en su país y cuatro largos meses preparándose en solitario, ha decidido volver y lo hará el domingo, en el Palacio de los Deportes. «Estoy hecho un animal, llevaba 300 días esperando este momento», dijo el americano en su puesta de largo.