Se acabó la racha. Entraba dentro de todos los cálculos previos que el Barça y su Palau Blaugrana podían ser la estación término de la marcha verde triunfal de estas últimas semanas. Había demasiados condicionantes previos que presagiaban este infeliz desenlace. Lo que quizás nadie podía esperar era que el equipo de Plaza vendiera tan cara su derrota, que fuera tan atrevido y que durante muchos minutos se sintiera incluso ganador. Y eso, a pesar del desenlace final, es digno de aplauso.

Barcelona 83-Unicaja 79. Pues por mi parte, nada que objetar. Ellos son todavía más líderes de este Grupo E del Top 16 europeo y los de Plaza (2-2 en la clasificación) mantienen sus opciones intactas de alcanzar el ansiado Top 8. Así que, más o menos, todos contentos.

No sé cuántos equipos habrán ganado dos veces seguidas en el Palau en menos de dos meses. Lo que sí sé es que el Unicaja estuvo ayer a puntito de lograrlo. Hubiera sido una auténtica machada. El +7 del esprint final del tercer cuarto, 56-63, hizo soñar con la proeza. Pero no pudo ser. Navarro sacó su fusil cuando peor lo tenían los culés y el guión previsto por todos se cumplió.

La verdad es que tras la victoria liguera de los verdes el pasado 8 de diciembre, lo de ayer parecía un «imposible». Sobre todo por las ausencias del mejor «francotirador» del equipo y del pívot más determinante. Dos esguinces de tobillo tumbaron a Toolson y a Fran Vázquez, que vieron el partido junto al banquillo con vaqueros y polo. Y sin sus puntos y sus rebotes era una misión casi imposible.

Fue un partido bonito. Jugado de poder a poder. Con dos equipos en clara línea ascendente en su juego y en su baloncesto. Ellos empezaron y terminaron mejor; pero en los dos cuartos intermedios fue el Unicaja el que marcó el ritmo. Navarro fue decisivo en los minutos finales, es verdad, pero también hay que decir que la estrella blaugrana aprovechó la ausencia de Dragic en la pista para «matar» el partido. El esloveno lo desquició durante toda la noche. La «Bomba» no anotó una sola canasta en juego con el implacable «Zoki» defendiéndole. Pero Plaza no apostó por él los últimos nueve minutos (aparentemente por una decisión puramente técnica) y ahí el capitán culé se desmelenó. Una pena.

De todas formas hay derrotas y derrotas. La del día del CAI Zaragoza en el Carpena, por ejemplo, dolió por las formas. La del día del Valencia, también en el Palacio, fue lastimosa porque fue un desenlace a cara o cruz en el que la suerte no acompañó. La del estreno de esta segunda fase continental con el Baskonia fue triste por lo mal que se compitió a partir del segundo cuarto... La de anoche en Barcelona, sin embargo, no creo que suponga ningún paso atrás en el caminar verde. Más bien todo lo contrario. Competir en el Palau con la baja de dos titularísimos, ofreciendo rachas de muy buen baloncesto, plantando cara a un aspirante a la Final Four y llegando al último cuarto por delante en el marcador supone confirmar que el Unicaja está en el buen camino. O mucho me equivoco o ya les apuesto yo que jugando así se ganarán «muchííííísimos» partidos en las próximas semanas. O sea, cuando empieza lo realmente bueno de la temporada.

Los verdes equilibran ahora su balance victorias-derrotas de esta segunda fase continental. El 2-2 actual es un buen botín porque hay tanta igualdad en este grupo de la «muerte» que será muy complicado que alguien que sume 8 triunfos no esté entre los cuatro primeros cuando se alcance la jornada 14 y haya que ver quién sigue vivo y quién no. Ahí está el reto. La cancha de El Pireo, la próxima semana, nueva oportunidad para seguir creciendo. Antes, el Real Madrid de Pablo Laso, el domingo, en Madrid, en el cierre de la primera vuelta de la Liga Endesa. Esto es un no parar.