A veces ocurre que en determinadas fases de la temporada concurren en el calendario varios partidos de dificultad máxima. Eso le ha ocurrido al Unicaja en estos últimos siete días, desde el jueves de la semana pasada hasta ayer mismo. En una semana se ha enfrentado al Barcelona, al Real Madrid y al Olympiacos. Y no sólo eso, los tres partidos los ha tenido que disputar lejos del abrigo de sus aficionados, en canchas tan complicadas, como por ejemplo en la que se jugó anoche, el pabellón de La Paz y La Amistad del El Pireo.

Mirando fríamente el resultado de los tres choques, nos podemos quedar con una impresión errónea. Es cierto que el equipo ha ido de más a menos en este periplo fuera de casa y quizás fue en Barcelona donde únicamente tuvo opciones reales de victoria. Tanto en Madrid como ayer en Atenas, aunque se compitió, nunca hubo la sensación de que se pudiera dar la sorpresa.

A pesar de que el resultado final fue igual en los tres partidos, las circunstancias que rodearon a cada uno de ellos no tuvieron nada que ver. Ante el FC Barcelona se llegaba tras una victoria que prácticamente garantizaba ser cabeza de serie en la Copa del Rey y tras un magnífico triunfo en el último partido de euroliga frente a los turcos del Fenerbahce. Esa inercia se notó y se realizó un gran encuentro en el Palau que no se pudo culminar con la victoria. En Madrid, el equipo malagueño se topó de frente con el gran acierto y juego del equipo blanco y a pesar de que no tiró nunca la toalla, se vio superado ampliamente en el marcador final a pesar de que estuvo a diez puntos a cinco minutos del término del mismo.

Y luego tenemos el partido de ayer. Más allá del encuentro en el que se estuvo tan sólo un tiempo, el primero, lo que me dejó más preocupado, principalmente de cara al futuro inmediato, es lo que se echó de menos a Calloway. El conjunto costasoleño se mantuvo en los dos primeros cuartos jugando de tú a tú al doble campeón europeo. Sin embargo se le vio algo perdido, especialmente en el tercer cuarto, en los minutos en los que no estuvo en pista Granger.

Hubo muchos problemas, no sólo para subir el balón, que es lo de menos, sino para jugar con cierto criterio en ataque. De eso se aprovechó el conjunto heleno, que a base de recuperaciones y contraataques llevó la diferencia a un punto de no retorno para la suerte del choque.

Queda un encuentro fuera de casa, en Madrid frente a Estudiantes, una buena oportunidad para romper esta mala racha de resultados y coger energía y confianza de cara a la Copa. Espero que la sensación que tuve ayer de lo que acusó el equipo la baja del base americano sea algo puntual y se pueda solucionar de cara al futuro.