Ni el Unicaja era la repera hace dos semanas, cuando salía del bache de diciembre y ganaba cinco partidos consecutivos, ni ahora es el más malo de los que van a jugar en apenas seis días la Copa del Rey en Málaga. El equipo, aún en construcción, ha pagado las exigencias de la ruta y, en esta etapa reina del mes de enero, sufrió una pájara considerable en el puerto de El Pireo ateniense y ante el vigente bicampeón de la Euroliga, que no era poca cosa.

El Unicaja decidió echar pie a tierra y acabar entrando en meta andando, con la bici a hombros. No está preparado el equipo de Joan Plaza para afrontar tantas cuestas tan empinadas y tan seguidas. Subió muy fino el primer puerto de categoría especial, el Fenerbahce. Llegó con el pelotón de los mejores a la meta en el siguiente, en Barcelona, pero en el esprint final le faltó meter rueda. La ascensión en Madrid fue ya un calvario y en la último subida, al monte Olimpo de Atenas, sufrió una pájara espeluznante y pagó su osadía al atacar en los primeros escarceos (8-13 y 13-17) y no medir sus fuerzas.

Luego cayó a plomo. Sin bases, sin ideas en estático y sin referentes anotadores. El mejor volvió a ser Stimac, que ya no es noticia, pero que habla de lo que fue el partido. Y eso que la gran amenaza anotadora del Olympiacos, Spanoulis, estuvo muy bien sujeto por un gregario de lujo como Dragic, que cada día suma más galones para convertirse en jefe de filas.

El Unicaja volvió a no funcionar. Pese a las derrotas está en buena situación en el grupo, con dos victorias y tres pinchazos. Con lo que hay a un lado y al otro del pelotón son buenos números. El problema es que el equipo podría acusar esta mala racha ante equipos de máximo nivel, fuera de categoría, y acudir cabizbajo a la Copa del Rey, que es la batalla que ahora ocupa y preocupa. Lo veremos el domingo ante el Tuenti Estudiantes. Ésa sí que va a ser la prueba del algodón, donde el Unicaja pueda medir su verdadero nivel y recuperar las sensaciones desdibujadas en estos dos atracones, ante Madrid y Olympiacos.

Desde luego ayer en La Paz y La Amistad no funcionaron muchas cosas. La más llamativa, quizá, sea la cuestión del base. A un partido y ante un rival tan colosal parece precipitada sacar lecturas y juicios sumarísimos. Lo que está claro es que Sergi Vidal no dio la talla. No estuvo cómodo en ningún momento. Aunque lo peor es que el «uno» titular también fue ayer una caricatura de lo que en realidad es Jayson Granger. Con 0 de 7 en tiros de campo y sin dirigir en estático, el otro gran problema.

Y eso que la salida a pista malagueña fue un soplo de aire fresco. Sin complejos y sin nada que perder, el Unicaja lo hizo casi todo bien. La defensa de Dragic sobre Spanoulis fue de manual y en ataque no dudó en atacarle. Eso desquició al genio de la barba, el jugador más desequilibrante del baloncesto europeo. Pero el genio griego las pasaba realmente canutas y, de hecho, se fue al descanso sin puntos, con 0 de 5 en tiros de dos y con -4 de valoración.

El problema fue que, a pesar del horroroso primer tiempo de Spanoulis, el Olympiacos dominaba al intermedio 37-31. Las grandes sensaciones que transmitió de inicio el Unicaja se fueron diluyendo, a pesar de los puntos de Caner-Medley y de la guerra de Stimac, en su zona y en la griega. Pero el resto del equipo no acompañó. Ni el ya mencionado Granger ni Suárez ni Toolson ni Fran Vázquez, especialmente desacertado. Así que de 8-13 se pasó a 17-17 en el primer cuarto. Y, poco a poco, gracias a las segundas y hasta terceras oportunidades en ataque, los triples de Printezis y los dos más uno, de Dunston o Begic, los griegos se marcharon al intermedio 37-31. El equipo apretó atrás, pero no encontró referentes en ataque y Granger, en un partido marcado en rojo, sin Calloway, no acabó de dar un paso al frente. Mucho menos Vidal. Y Alberto fuera de acta. El Olympiacos impidió correr y ahí se acabó lo que se daba: 44-35 (min.25). De los 10 se pasó a los 20 (61-41). Aunque Urtasun maquilló (66-53), el último kilómetro se hizo largo: 73-55. Resetear, recuperar y a por la Copa. Antes, escala con el Estudiantes.